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Entrevue
ANTONIO ARETXABALA
GEÓLOGO

«El nuevo informe confirma que apenas queda margen de estabilidad en Yesa»

El geólogo Antonio Aretxabala destaca que, pese a lo que se ha manifestado desde el propio Gobierno navarro, el informe que encargó en la pasada legislatura no solo no descarta que la ladera en la que se asienta la presa de Esa es inestable, sino que confirma todos los riesgos de los que se ha alertado previamente, aunque para ello se haya utilizado una terminología alternativa empleada como eufemismo.


El informe encargado por el Gobierno navarro muestra ganas de presentar un nivel de seguridad en el embalse de Esa que no se puede garantizar.

Estamos en las mismas de siempre. La seguridad de Yesa siempre ha sido una promesa. Creo que llevo diciendo esto desde el año 2013. Estamos en 2019 y seguimos hablando de que vamos a conseguir una estabilidad. Esto, además, convive con el discurso de que la zona es estable pero tenemos que hacer obras para asegurar esa estabilidad. Es lo que arrastramos desde 2013, cuando se produjo lo que en muchas escuelas o facultades de Geología llaman «la catástrofe de 2013». En el nuevo informe hay un eufemismo que se ha puesto muy de moda: equilibrio estricto.

¿Qué quiere decir?

Este concepto tiene un significado en geotecnia, especialmente en taludes que se mueven. Es sinónimo de factor de seguridad igual a uno, esto es, cuando las fuerzas que tienden a sostener una ladera son las mismas que las tienden a tumbarla. En ese caso, estamos en un equilibrio estricto. Hay artículos, muy interesantes, empezando por las propias notas de prensa del Gobierno de Navarra, que dicen que el problema está solucionado porque la ladera está en equilibrio estricto. Ha habido artículos de opinión muy beligerantes con la gente que en su momento advirtió del problema que teníamos en Yesa diciendo que aquí no pasa nada (por eso llevamos 20 años de retraso) porque está en equilibrio estricto. Este equilibrio estricto, el nuevo eufemismo, está diciendo simplemente lo que se decía hasta ahora (o al menos decíamos algunos), que el factor de seguridad sigue siendo uno, que no hay margen de seguridad. Por lo tanto, se han gastado ingentes cantidades de dinero, de medios, de obras, se ha puesto en movimiento maquinaria que no ha conseguido salir de ese equilibrio estricto.

¿Qué se propone?

Más obras para salir del equilibrio estricto. En el nuevo informe se hace mucho hincapié en que el factor de seguridad es antiguo, que es de lo que han hablado hasta ahora en todos los informes colgados en la web de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). El caso es que ahora no les gusta el factor de seguridad porque no hay manera de levantarlo y lo cambian por el equilibrio estricto. Se utiliza el factor de seguridad solo cuando interesa. Hay varios apartados en los que se menciona que hay una discusión sobre qué valor tiene el factor de seguridad en una ladera que ya se ha movido. Dicen que no es muy representativo y que quizás habría que utilizar otra forma de hacer la medida. En caso de hacer ciertas obras futuras, podría ser útil el factor de seguridad, siempre que logren subirlo. Para eso sí vale. Pero para hablar de la situación actual, que es lo que se pidió por parte del Gobierno al encargar el informe, dice que no vale; no vale para la situación actual, pero sí para la futura, siempre que se pueda subir hasta 1,20 o 1,30. Ahora sabemos que estamos a uno, sin margen de seguridad. Por eso no vale y lo sustituyen por una nueva forma de medición, que es la velocidad de movimiento. Estamos aceptando que se mueve, cuando [Luis] Zarraluqui aseguró, por activa y por pasiva en 2013, que estaba ‘absolutamente parada’.

De hecho, en la nota del Gobierno se reconocía un desplazamiento de dos milímetros al mes. ¿Es preocupante?

Claro. Quiere decir que está en equilibrio estricto, que el factor de seguridad es uno, que se está moviendo. Por lo tanto, no gusta. En su momento, y en los estudios que hice, comenté que podríamos hablar de varios factores de seguridad dependiendo de la zona. La ladera de Yesa no es grande y compacta con un comportamiento unificado, sino que tiene lóbulos que se mueven, otros que duermen. De hecho, ellos hablaban de cuatro deslizamientos ahora mismo: uno a 60, otro a unos cien metros, el del Inglés y otro más. Son cuatro superpuestos. Hay deslizamientos pequeños, superficiales, que indican que se han sobrepasado los factores de seguridad locales en esa zona concreta. Si hacemos un global de todo lo que se está moviendo y lo dividimos entre el número de deslizamientos que hay da uno. Sigas el camino que sigas, acabas con el factor de seguridad uno. Por ello, proponen sustituirlo por el control de la velocidad en busca unos umbrales de seguridad, fijados entre 0,5 y 1,5 milímetros al mes. De ahí para abajo, se admite que se mueve pero se mueve poco. A partir de 1,5, saltan todas las alarmas. El problema está en cómo controlar esto. Proponen una infraestructura de control con una red de sensores por la ladera

¿En qué consiste esa red?¿Cómo funciona?

Es como cuando echas miel encima de una superficie lisa, ves que se desparrama a distintas velocidades. Si la superficie es rugosa como es el caso, peor todavía porque hay zonas en las que va muy rápido y en otras muy lento. Depende de muchas condiciones (lluvia, subidas y bajadas del embalse, de las propias actuaciones en las obras,...), va a haber zonas que en su momento se movieran que ahora estarán quietas. Pero hay otras, como en la zona alta, como adelantó el profesor Francisco Gutiérrez de la Universidad de Zaragoza, en las que hay deslizamientos. Se trata de sustituir el factor de seguridad por otro parámetro, que ahora produce mucha euforia porque permite agarrarse a un clavo ardiendo. Pero creo que va a tener un recorrido muy pequeño porque es absolutamente ilógico, acientífico completamente.

En la nota que hizo pública el Gobierno navarro se reconoce que hay que seguir invirtiendo en seguridad en una obra que está a punto de quintuplicar el presupuesto inicial debido, fundamentalmente, a este tipo de intervenciones.

Sí, va camino de quintuplicar el presupuesto y de no recuperar la seguridad. Se ha invertido mucho dinero en seguridad. Es lo que decíamos al principio, la seguridad en Yesa siempre ha sido una promesa. Desde el principio. Tengo que decir que no estoy ni a favor en contra del proyecto de Yesa. Tengo mi opinión como ciudadano, especialmente en lo que se refiere al gasto ingente de dinero público que sale de mis bolsillos y de cómo lo gestionan unas personas que solo quieren oír lo que a ellos les interesa. Como científico, tengo que decir que se está jugando con fuego. Esto me ha traído el calificativo de agorero, de apocalíptico. Me decían que era el geólogo de la plataforma opositora, como si tuviera unos intereses especiales. Simplemente, en los trabajos que me ha tocado hacer y teniendo en cuenta el trabajo de otros profesionales, realizaba un estudio sobre qué trabajos eran más lógicos. Lógicos, no ideológicos. Me encontré con que uno de los trabajos más lógicos era el de Antonio Casas, de la Universidad de Zaragoza, que sí puede estar posicionado en contra. También hay gente que está a favor y ha retocado muchos valores, como en los cálculos presentados a la CHE, que está clarísimo que han modificado los valores del nivel freático. Claro que tienen previsto hacer obras de cara al futuro. Este informe confirma, como dije, que la ladera está triturada. El otro día salía un artículo de opinión de un exconsejero de Obras Públicas en el que descalificaba a quienes hablábamos de ladera triturada con el argumento del equilibrio estricto. ¡No sabe de qué habla! El informe habla de ladera milonitizada, triturada. Hay una serie de problemas que habría que investigar. Precisamente esa trituración hace que quien tome las riendas de las fuerzas de rozamiento que tienden a sostener la ladera son los contactos entre esas partículas rotas. Como no se conoce muy bien, después de 20 años de obra, habría que invertir otra vez dinero en estudiar cuál es realmente la fuerza o el rozamiento de esas partículas y extrapolarlo a un comportamiento tensional de la ladera. Esto se tendría que haber hecho al principio de los principios, como indica toda ley.

También ha apuntado al problema del movimiento de agua en la parte alta y media de la ladera.

Se pensaba que el agua iba en la dirección perpendicular a la traza del río Aragón, que venía de Leire. Pero cuando sube y baja el embalse, hay diferentes movimientos de agua. Pero sí que hay una dirección dominante, que es la que viene de la sierra de Leire. Hay unos acuíferos que funcionan de una manera cuando están altos y de otra cuando están bajos. Eso hay que conocerlo bien y no se conoce. Por lo tanto, se propone un estudio también del movimiento del agua. Pero antes de conocerlo ya se ha dado una solución, la famosa zanja de drenaje por la zona de las urbanizaciones que recogería las aguas para evitar que se filtrase a la parte interna de una ladera triturada. Lo que pasa es que tenemos el problema de que esa zanja cortaría parte de uno de los principales planos de deslizamiento. Y eso es una barbaridad. Por eso en el nuevo informe se dice que la zanja puede estar bien pero que justo ese no es el sitio idóneo. Aparte de la zanja habría que hacer otra serie de cosas, nuevas medidas para asegurar todavía más la estabilidad. Por lo tanto, hay que meter dinero en estudiar el movimiento del agua, en hacer una zanja no sabemos dónde y en hacer otras cosas que todavía no han dicho cuáles son. Más dinero, que es lo que ha pasado en 2009, en 2011, 2013, 2017, 2018. Cuando se den cuenta de que el nuevo eufemismo del equilibrio estricto es una tomadura de pelo habrá que ver qué inventan.