02 FéV. 2020 «Cholitas», empoderamiento y orgullo indígena en la cima del Aconcagua Cinco mujeres indígenas bolivianas protagonizaron una expedición única. Como símbolo de liberación y empoderamiento se propusieron escalar la montaña más alta de América, el Aconcagua. Todo ello se revela en el documental «Cholitas», que acaba de llegar a la cartelera. Uno de sus coautores, Pablo Iraburu, revela a GARA los detalles de un viaje protagonizado por «un grupo de mujeres excepcionales que abordaron un reto que ha cambiado sus vidas». Koldo LANDALUZE DONOSTIA “Cholitas” no es solo el testimonio filmado de las ascensión del Aconcagua que protagonizaron cinco mujeres aimaras de Bolivia, es la crónica del viaje físico e iniciático en el que Analía Gonzales, su madre Dora Magueño, Cecilia Llusco, Lidia Huayllas y Elena Quispe, que vieron en este reto la oportunidad de reivindicarse como mujeres y compartieron la libertad que otorga la ascensión a una montaña. Dirigido por Jaime Murciego y Pablo Iraburu y respaldado en la producción por la compañía vasca Arena, el documental –que acaba de llegar a la cartelera de cine– sigue al detalle la ruta de las cinco mujeres indígenas que con sus vestimentas tradicionales como el sombrero tipo hongo, una manta, polleras o faldas largas y el aguayo –una tela multicolor que sirve para envolver objetos y cargarlos en la espalda– lograron ascender los 6.962 metros del Aconcagua. A modo de declaración de intenciones, los realizadores coincidieron en señalar que «hemos contado esta historia porque sentíamos que teníamos la obligación de hacerlo. El mundo necesita referentes como las mujeres que protagonizan nuestra película. Mujeres valientes que rompen estereotipos, que siguen su pasión, que son libres y poderosas. Ellas no pueden evitar subir montañas, es lo que les hace felices. Nosotros no podemos evitar contar historias, es lo que mejor sabemos hacer». Añaden, asimismo, que acompañarlas en la aventura de escalar la montaña más alta de América «ha sido un privilegio. Conseguir mantener su ritmo al caminar, un desafío agotador. Estamos muy orgullosos de haber trabajado a su servicio, contando la expedición que siempre quisieron hacer y amplificando su voz para que el mundo las conozca. El mundo necesita referentes como estas cinco cholitas que escalan montañas: Lidia, Liita, Dora, Elena y Cecilia», recalcan. Una de las denominadas como “Cholitas escaladoras”, Analía Gonzales, recordó que «no ha sido nada fácil ascender el Aconcagua, hemos sufrido, hemos pasado cosas lindas, ha sido una experiencia diferente de las que hemos pasado aquí en Bolivia». La pasión de Gonzales comenzó en 2017 cuando logró subir el Huayna Potosí, un pico de 6.088 metros cerca de La Paz. Fue en aquel momento cuando Gonzales enamoró de las montañas e hizo partícipe de estas emociones al resto de cholitas que trabajaban en labores de cocina para los turistas o como porteadoras llevando el equipaje de los montañeros hasta la base de los nevados. De esta manera, y asumiendo un nuevo rol en la montaña, estas mujeres lograron ascender casi una decena de nevados como el Sajama (6.542 metros), el más alto de Bolivia, el Acotango (6.079 metros), ubicado en la frontera de Bolivia y Chile; el Parinacota (6.200 metros), el Pomarapi (6.000 metros) y el emblemático Illimani de La Paz (6.462 metros). Nueva vida y retos Pablo Iraburu es fundador de Arena Comunicación. Ha sido el productor ejecutivo, codirector y guionista de los largometrajes documentales “Nömadak Tx” (2006), “Pura Vida / The Ridge” (2012), “Muros” (2015), “District Zero” (2015) y “Elkarrekin-Together” (2016). En relación al origen de este su nuevo largometraje, Iraburu reveló a GARA que «la idea de la película nos la trasladó el otro director de ‘Cholitas’, Jaime Murciego. Se enteró de la historia, acudió a Arena y nos resultó muy interesante. El siguiente paso fue viajar a Bolivia para conocerlas y valorar las posibilidades que tenía el proyecto. En cuanto conocimos a las cinco cholitas, vimos que su historia merecía ser filmada». Sobre el concepto iniciático que encierra la aventura compartida por las cinco mujeres, el codirector de “Cholitas” afirmó que «ellas llevaban mucho tiempo obsesionadas con subir el Aconcagua. A nosotros no nos interesaba resaltar en exceso la expedición al Aconcagua porque, más allá del reto que suponía su ascensión, lo que realmente queríamos captar era lo que dicha aventura suponía para ellas. Es decir, salir de sus casas, dejar a sus maridos en casa... era algo que les iba a cambiar la vida para siempre». El director narra que también querían visualizar lo que conllevaba hacer frente a una apuesta de estas características, «una propuesta liberadora enraizada en la superación, un vehículo para cumplir un sueño y un ejemplo para otras mujeres; la película cuenta una expedición de montaña, pero todo va mucho más allá». En cuanto a la relación que se estableció entre el equipo técnico y las protagonistas, Iraburu recordó que «al principio no resultó fácil, porque ellas comparten un universo muy diferente al nuestro. Una cosmovisión que se aleja por completo de la relación que nosotros podemos compartir con la montaña. Su visión es muy mística, muy espiritual». Agregó que, además, «ellas al principio tenían cierto recelo hacia nosotros porque anteriormente habían sido engañadas, se habían aprovechado de ellas y ello las llevaba a mantener cierta distancia con nosotros. Cuando vinieron a Bilbo al estreno que tuvo lugar en el certamen BBK Mendi Film y vieron en la pantalla lo que ellas habían protagonizado, eliminaron el recelo que sentían hacia nosotros, porque siempre albergaron la idea de ¿quiénes son estos tipos tan raros que vienen de lejos a grabarnos y qué es esto de la película? Fueron unos momentos muy emotivos». En relación a cómo surgió el reto y qué las impulsó a llevarlo a cabo, el realizador señaló que «eso también tuvo cierta complicación, porque ellas son un grupo, pero no son un grupo cerrado». Relató que a veces salen con alguna amiga más y que lo primero fue concretar qué grupo quería hacer frente la ascensión, «porque no queríamos generar conflictos entre ellas y sus familias. Ellas determinaron el grupo que llevaría a cabo la expedición. Tras esta experiencia el grupo se ha unido mucho más, son más amigas que antes y ahora ofrecen sus servicios como guías de montaña. Tienen una vía abierta a través de Facebook en la que cualquiera puede contratar sus servicios. A raíz de la película y ser revelada su existencia, ya han sido contratadas en diversas ocasiones». Finalmente, y en relación al nuevo reto que las cholitas quieren emprender, Iraburu dijo que «teniendo presente en qué se ha convertido el Everest, a título personal no veo que sea esta la montaña que se amolde a ellas y a su personalidad. En realidad, no saben donde está el Everest y dijeron esto porque es, simplemente, la cima más alta del mundo y ellas son unas lanzadas y no le temen a nada. No obstante –agregó–, tenemos en mente llevar a cabo otro proyecto en otra montaña que, simbólicamente, se acerca más a ellas. Si el Aconcagua es la montaña más alta de América, ¿por qué no ascender la más alta de África, el Kilimanjaro?». SÍMBOLOS«Evo Morales les felicitó cuando hicieron cumbre y, cuando regresaron, el Gobierno les recibió y fueron consideradas como un símbolo indígena. Ahora viven con mucha tristeza lo que está pasando en Bolivia». MUJERES MARCADAS«Son mujeres dotadas de una gran fortaleza. Han sufrido mucho a lo largo de sus vidas. Algunas fueron abandonadas siendo niñas, otras sufrieron abusos sexuales y siempre han sido ninguneadas». EMOCIONES«La primera vez que vieron la película fue una explosión de emociones. Rieron, lloraron y volvieron a reir. Fue tal el caudal de emociones que nos pidieron verla el mismo día otra vez, porque en el primer pase no se enteraron mucho».