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DE REOJO

Acordeonista


No mire la cantidad de muertos y afectados en Italia por el virus. Piense que vuelve el acordeonista. Y es un acordeonista que habla y dice lo justo para marcar el camino: se entienden con Vox. Son Vox. El PP de Casado de la CAV quiere desaparecer. Se fusiona con quien sea para no ser nada más que un remedo de Aznar y Mayor Oreja. Y con el acordeonista de cabecera de cartel, es decir con muy poca cosa, como si renunciara. Vale, admitido, a los columnistas, aunque seamos muy esquinados, nos va a dar material, probablemente de derribo porque su capacidad intelectual está justo para sacarse el cané de manipulador de sellos de caucho, pero esta estrategia de camino hacia la invisibilidad parece diseñada por el enemigo. Aunque a ellos les parezca que es el amigo prioritario, el pistolero de Amurrio.

Las bolsas del mundo entero están bajando y todos le echan la culpa al coronavirus, a la contaminación, al cambio climático o a cualquier otra actividad donde se crucen los seres humanos, pero el que sea en unos lugares u otros donde se conoce la existencia de casos, de muertes, de afectados numerosos y que se hayan tenido que tomar medidas drásticas, ¿de qué o de quién depende? Existe un vacío informativo que nadie sabe o quiere resolver. Es una alarma que parece sea parte del entretenimiento. Se busca crear un pánico que no se acaba de asimilar, se debe estar gestando algo que excede a nuestra comprensión. ¿Están compitiendo las grandes farmacéuticas para solucionar esto que parece una epidemia empujada desde algún lugar por la mano de algunos homínidos? Duda razonable, ¿sirve para algo la mascarilla? Si sirve, que repartan a toda la población inmediatamente y si no sirve, que no se abuse en las tomas televisivas. O que toquen el acordeón a cuatro manos y dos raciones de pollo al chilindrón.