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DE REOJO

Mil


En ocasiones los números pares se convierten en los plebeyos, en las masas concentradas y utilizadas por la insensatez de los políticos y asesores para demostrar que tratan a la ciudadanía con un desprecio bíblico y pensando siempre en que las acémilas pueden ser más influyentes que el conglomerado borreguil. ¿Por qué los recintos con mil espectadores tienen un rango especial en las medidas adoptadas para la contención de la pandemia? Mil, para estigmatizar.

Los primos y los números primos fundan otra idea de la materia. Diecisiete podría ser el número mágico de personas para anular cualquier peligro en una sala de exposiciones, un bar o un ambulatorio. A partir de ahí, hasta mil, está el abuso de la estadística. Si a partir de más de mil personas aumenta el peligro de contagio, dónde se sitúa el mínimo denominador común en el que se puede producir un contagio masivo. ¿Se han prohibido los funerales? ¿Las misas están exentas de normativa restrictiva? Cuando paseo por el parque, ¿debo de ir contando visualmente el número de cobardes que huyen corriendo de su propia biografía? Si somos novecientos ochenta y tres, el peligro disminuye, por lo tanto, podemos exterminar a todos aquellos que vengan a sumar y no a restar.

Deliro. Cada día, al ponerme delante de esta máquina que me ayuda a juntar letras, siento la necesidad de superar este estancamiento mental, emocional, social, pero he entrado en modo pánico controlado, es decir, intento mirar para otro lado y resulta que hay unos huecos muy grandes en lo que abarca mi campo visual, lo que inmediatamente me traslada otra vez al lugar de los hechos y de las sospechas. Nadie parece estar controlando el tiempo y las cifras. ¿Se cerrarán ciudades, poblaciones o herrialdes en breve? El vertedero de Zaldibar sigue siendo un foco de estupefacción.