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DE REOJO

La herencia


Acuciados por la inmediatez, cada palabra que se escribe empujado por las circunstancias se vuelve más perecedera de lo habitual. Hoy se cruza con lo importante, un episodio más del escándalo borbónico de siempre. El cuñado de Urdangarin dice que ha renunciado a la herencia de su papá, el suegro de Urdangarin. Ha tardado un año en hacer público algo que es imposible. Hasta que el campechano suegro de Urdangarin no sea polvo monárquico, no puede renunciar a lo que no existe. Porque está a tiempo de cambiar su testamento. Y porque la herencia gorda, la de verdad, la que vale muchos millones de euros para toda su familia de por vida por dejación política es la misma corona, heredada por anticipado.

Lo que añade enjundia al escándalo es que ese dinero turbio ha circulado ya por muchos lugares y que el cuñado de Urdangarin le ha quitado el sueldo a su propio padre. Tradición de los Borbones: traicionar al padre para hacerse con el Poder. Por ahí tenemos material para los episodios sencillos de una serie, porque para los dobles, hay que irse a otros registros notariales. Dicen los mal pensados que han soltado el comunicado en plena crisis para despistar, pero es un alivio para quienes estamos saturados de escribir lo que se sabe y que acaba siendo sustituido en pocas horas. Parece ser que esta alarma de quince días será prorrogada en cuanto se pueda.

Efectos colaterales: este fin de semana se han batido récords de minutos vistos de televisión y del número de usuarios de la pantalla comunal para intentar paliar el aburrimiento del confinamiento. Las operadoras telefónicas piden moderación en el uso de redes sociales porque se están saturando las líneas. Como se caiga alguna red crecerá el caos laboral y asistencial. Sigo mirando los asuntos de la herencia. La recibida y la rechazada.