09 AVR. 2020 OBITUARIO Se nos fue Carlos Itoiz, la guitarra «jonda» de Iruñea Iñaki ZARATIEGI Esperando en la cola del pan, suena el móvil: ¿«Sabes que ha muerto Itoiz?» «¿Que ha muerto alguien de Itoiz? ¿Foisis…?». «No, Carlos Itoiz, el guitarrista navarro». «Ah, el que tocaba para Mikel Laboa…». Suponemos que a un músico de tan personal trayectoria no le parecería mal que quienes no estamos en el corazón del flamenco le relacionemos automáticamente con Mikel más que con su propia obra personal. Y de inmediato nos vino a la memoria el recuerdo de Sabicas (Agustín Castellón Campos), el otro gran guitarrista jondo de la vieja Iruñea de quien Carlos fue colega de profesión y amigo. Compositor, profesor y concertista, comenzó a tocar la guitarra por su cuenta, apoyado por su padre y por el maestro Andrés Castaneda y bajo la influencia de Sabicas. Viajó primero a París y logró con esfuerzo autodidacta convertirse en reconocido tocaor y maestro flamenco. Integró, junto a Sabicas y el bailaor Jesús Zamarbide, la punta de lanza del flamenco pamplonés, que ha tenido siempre su hogar en el Casco viejo, en el corazón de la Iruñea más castiza. Allá por la Merced, cerca del frontón Jito Alai (¿Ijitu?), donde los gitanos han retado siempre a sus convecinos payos a enfrentarse a sus habilidades pelotazales y siempre les han ganado. O por la Santo Domingo del encierro, donde nació Carlos, que era payo. Y la vecina Mañueta, donde lo hizo Sabicas. Por San Gregorio, donde dicen que el brillante instrumentista conoció a Laboa, en el histórico bar musiquero Ganuza, el de las míticas patatas bravas decorado con hermosas guitarras pioneras y fotos en blanco y negro de los Beatles. Tenía el cantante donostiarra un gusto exquisito al elegir acompañantes, grabó “Não es tu, faculdade de sentir” (de Joseba Sarrionaindia) con el guitarrista luso Pedro Caldeira Cabral y lo interpretaba en directo con un Itoiz que lo aflamencaba. Se puede visionar en NAIZ un momento del concierto de 1998 de presentación de GARA, en el donostiarra velódromo de Anoeta. Mikel canta unas estrofas en catalán y en su soliloquio humorístico recuerda a otro maestro del flamenco y también amigo suyo: Enrique Morente. Itoiz confesó que disfrutaba colaborando con el creador de “Baga biga higa” como músico innovador. Dicen las crónicas que Carlos frecuentaba el entrañable sótano del Viana (el del billar del primer LP de Barricada), en la siempre muy gitana Jarauta. Lo llevaba John Kelly, el cantante de la famosa familia del mismo apellido, que acabó siendo su yerno tras casarse con su hija y cantante Maite. Se ganó los cuartos como profesor de guitarra, empezó su carrera acompañando a ballets españoles y giró hasta en Japón donde grabó uno de sus dos únicos discos publicados y bastante desconocidos. Sus giras internacionales le llevaron también a Rusia o África y se codeó con altos apellidos del género (Cristina Hoyos, Antonio, Niño Ricardo, Enrique de Melchor, Angelillo…) o estrellas internacionales: Aznavour, Shirley Bassey, Juliette Greco o Luis Mariano. Cuando la guitarra no daba para comer aprovechaba la agilidad de sus dedos para trabajar en su ciudad como oficinista mecanógrafo y llegó a ser un campeón de esa actividad. Decía perseguir en su toque que el instrumento brillara y reconocía la influencia renovadora de Sabicas en su manera de entender el instrumento y sentirse abierto a las armonías jazzísticas o de la música melódica brasileña, evolucionar y enriquecer su sonido sin perder sus raíces clásicas. Tuvo el honor y el gozo de participar en el festival de homenaje al propio Sabicas que se celebró en el año 2014 en Iruñea. En los años setenta se auto negó a seguir cogiendo aviones y recaló definitivamente en casa donde dio clases a lo más destacado de las nuevas generaciones locales; flamencas, rockeras o jazzeras, aunque dio conciertos espaciados a los dos lados de los Pirineos. Por su clase pasaron, por ejemplo, los ahora destacados músicos el contrabajista Javier Colina o guitarristas como Javier Ruz y miembros de Barricada, Tahúres Zurdos o Marea. En agosto del año 2018 recibió el homenaje de su ciudad de manos del alcalde Joseba Asiron, en el balcón del Ayuntamiento, en el Festival Flamenco On Fire con reconocimientos como “Ser maestro es serlo en todos los ámbitos y tu ejemplo ha sido fuente de inspiración para muchas personas, empezando por tu propia familia”. Si superamos la gris coyuntura actual y hay en agosto nuevas jornadas musicales, Carlos Itoiz estará particularmente presente en el recuerdo de sus gentes.