GARA Euskal Herriko egunkaria
SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Te cuido... compartiendo mi miedo


Mi ama trabaja en un hospital y estoy pasando mucho miedo al verla ir a trabajar. ¿Qué puedo hacer? Intento que ella no lo note, no ser otra carga, pero ella es consciente.

(Alaitz, desde Bilbo).

Kaixo, Alaitz. Los días se van acumulando y espero que tu ama esté pudiendo esquivar el contagio. Estar en primera línea está siendo muy estresante para los sanitarios, aunque su formación y su talante les preparan para ello… Por lo menos un tiempo. Cuando las exigencias del trabajo vayan disminuyendo, ellos se irán poniendo más en contacto interno con lo que han vivido y quizá algunos necesiten un apoyo en su agotamiento emocional. Estaremos atentos. Sin embargo, mientras esto dure, la gestión emocional es importante.

A menudo pensamos que nuestras emociones son una carga para las personas que queremos, que, por el vínculo, tenemos que ocuparnos de lo que otros sienten y entre adultos no tiene por qué ser así. Ni los otros son tan frágiles ni nosotros somos tan desestabilizadores como a veces nos imaginamos. En particular tenemos esta sensación cuando no tenemos el hábito de compartir lo que sentimos. En el caso de tu ama, probablemente cuidarla implica estar disponible para que ella pueda descansar, pero compartir con ella lo que sientes no tiene por qué ser algo malo, siempre y cuando no le des la sensación de que ella es la responsable de tus emociones.

Nuestras emociones son nuestras, y podemos gestionarlas de múltiples maneras, no simplemente aplacando su detonante. Tu ama no puede realmente hacer nada para que no estés asustada, más allá de dejar de trabajar –cosa que no puede hacer–, así que, lo que queda es compartir la vida en este momento con sus temores. Compartir el temor en una relación en la que hay sintonía e intimidad puede muchas veces ser un alivio mutuo más que un lastre; una oportunidad segura para sentirse vulnerables, echar fuera la tensión y sostenerse mutuamente.

Si lo haces, háblale de ti, de lo que imaginas, y deja que ella te cuente lo que piensa, cómo gestiona el riesgo y por qué lo hace como lo hace. Esta puede ser una oportunidad para estrechar lazos e incluso también para descansar un rato juntas… Antes de tener que seguir un rato más. ¡Ánimo para ambas!