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AZKEN PUNTUA

Cosa del diablo


Yel Moisés de turno posó su báculo sobre la orilla del mar Rojo y de repente se abrieron las fronteras entre Madrid y París, y de repente regresamos a 1992, en realidad a unos años más tarde, cuando ya no solo no había Policía sino tampoco cabinas de Policía, y ya podíamos cruzar de un lado a otro sin que nos pidieran los papeles y, sobre todo, sin que nos negaran el paso. Porque hubo un tiempo en que nos negaban el paso. Por eso algunos nos acordamos de los euroescépticos, que tienen más razón que un santo de barro cuando dudan de las bondades de esta Europa neoliberal pero que quizá no conocen la ventaja que supone atravesar esta línea en el mapa sin sentir que se atraviesa una línea en el mapa. En el mapa y en el cerebro de algunos de esos euroescépticos. Porque, ¿cuántos de ellos saben que este próximo domingo se celebra la segunda vuelta de las municipales a este lado de la muga? Pues eso. Que se ha abierto la muga y que ya tenemos colas en las gasolineras, en los estancos y en los supermercados que venden alcohol. Pero, sobre todo, que se ha abierto la muga y que podemos vivir como si no existiera; una experiencia que en este mundo repleto de fronteras es poco menos que un milagro bíblico. Moisés, un amateur. Y como Urruña, Ziburu y algún otro caigan del lado abertzale, el apocalipsis será cosa de niños. Mon dieu! El diablo habla vascuence.