28 JUIN 2020 JO PUNTUA Humillarse Irati Jimenez Escritora En su autobiografía, un libro ideal para el momento actual, Malcolm X cuenta que, cuando se convirtió al islam en prisión, tuvo que esforzarse durante una semana para adoptar la postura del rezo. Se había pasado la vida enfrentándose a la opresión y había conseguido mantenerse en pie, aunque fuera sufriendo. Durante siete días, algo dentro de él, algo profundo relacionado con su desconfianza a la autoridad, le decía que no podía arrodillarse. Al séptimo día se «humilló ante Dios» y dio un paso trascendental que le convirtió, como dijo en su funeral el actor Ossie Davis, en un príncipe negro y «lo que más escasea entre nosotros los hombres: un hombre». Si será significativo su gesto que aparece en las tres pruebas que tiene que pasar Indiana Jones para llegar al Grial en “La última cruzada”. Tras probar su conocimiento para no caer al vacío, el héroe prueba su carácter, «humillándose ante Dios», es decir, poniéndose de rodillas para que los cuchillos no le corten la cabeza y, finalmente, tiene que probar su fe dando un salto a lo que parece el vacío para cruzar un puente oculto por un efecto óptico. Harrison Ford lo interpreta maravillosamente. Le vemos luchar en su mente, ceder y tomar una decisión aparentemente suicida con los ojos cerrados, llevándose una mano al corazón. Un gesto poderoso y conmovedor que nos demuestra su amor que siente por su padre y que le permite llevarle a su padre las aguas de la vida que le permiten sanar sus heridas y terminar la película mirando a ese hijo maravilloso que le ha dado lo que más necesitaba: iluminación. A las mujeres se nos recuerda a menudo lo mucho que nos perjudica la socialización patriarcal pero se dice poco de hasta qué punto les perjudica a los hombres haber sido criados para enrocarse en sus posiciones y lo fácil que les ha puesto el machismo sentirse humillados por sus debilidades, que no son sino el reflejo de su humanidad, tal y como demuestra el origen etimológico de la palabra «humiliare», que literalmente significa «mostrarse humilde». A las mujeres se nos recuerda a menudo lo mucho que nos perjudica la socialización patriarcal pero se dice poco de hasta qué punto les perjudica a los hombres