02 AOûT 2020 JO PUNTUA UPN, obra de Dios Fede de los Ríos El gobierno alemán ha declarado Nafarroa como «lugar de riesgo». Dicen algunos que por causa de la pandemia de la covid-19. Pudiera ser, pero yo me inclino más por el origen de las intervenciones parlamentarias, una suerte de arengas constituidas de frases inconexas, del representante de UPN (marca navarra de la derecha española) García Adanero. Su lenguaje gestual y corporal tampoco ayuda en demasía al toledano en la defensa de la Navarridad rojigualda. Lo que a muchos de por aquí nos da cosica, en los teutones, parece ser, infunde temor. Les recuerda a un ser oscuro y poco agraciado de la mitología germana que habitaba la profundidad de los bosques, siempre al acecho. Tenemos que agradecer a la Universidad del Opus la formación de cuadros dirigentes en lo político y económico para mayor gloria de Dios y del Capital (que viene a ser lo mismo). Santificación del trabajo lo llaman. Unos dirigen la producción, obteniendo beneficios y otros obedecen a cambio de un salario. Ah… pero cuando mueren, si han obedecido como Dios manda, se encontrarán con los primeros en el Paraíso. No digáis que no es bonito. El alumnado navarro de la Universidad de Navarra es el 30%. Así que hijos e hijas de quienes pueden pagar los gastos de matrícula y colegio mayor (sobre los 25.000 euros/año) venidos de otras provincias del Imperio acaban quedándose en el viejo reyno como empresarios, jueces, políticos, emprendedores y otras beneméritas gentes, a modo de misioneros en tierra extraña, para explicarnos qué es la Navarridad, la necesaria santificación del trabajo mediante la producción de plusvalía que tanto dignifica al trabajador y la necesidad del acatamiento a la Ley como virtud ciudadana. Para pastorear mejor el rebaño siguen ocupando muchos de los resortes del poder en la Comunidad. Sin alharacas ni estridencias. No es ese su estilo. Se lo debemos a aquellos dirigentes requetés que regalaron tierras y prebendas para que la más santa de las universidades católicas se instalara en la vieja Iruña. No es malo recordarlo compañeros. Se lo debemos a aquellos dirigentes requetés que regalaron tierras y prebendas para que la más santa de las universidades católicas se instalara en la vieja Iruña