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Mareas vivas de septiembre: Puede que no haya olas

El mito de que las olas son más grandes en las mareas vivas de septiembre es falso. Las mareas y las marejadas responden a lógicas independientes. Cada sitio tiene un punto de marea oportuno para hacer surf, que varía en función de los coeficientes de mareas.


Llega septiembre y llegan las mareas vivas, como si fuera el único mes del año en que las mareas se mueven un poco más de lo habitual y las olas fueran mayores. Es cierto que septiembre, junto con el mes de marzo, es el momento en el que las mareas son más vivas, y a menudo coincide con las primeras marejadas de otoño, pero el hecho de que sean mareas vivas no tiene nada que ver con la altura de las olas.

Por lo tanto, aunque estemos en septiembre y las mareas sean más vivas de lo habitual, no significa que vaya a haber olas grandes. Podría pasar, pero también es posible que no haya olas.

Hay sitios que se quedan sin espacio los días que sube mucho la marea, como en Biarritz, Zarautz o Bakio, y sitios donde hace falta que la marea baje mucho para que la ola pueda romper, como es el caso de Mundaka. Por lo tanto, es importante saber qué requisitos exige cada sitio para poder surfear en condiciones óptimas. No es suficiente saber cuál es el mejor punto de marea para cada sitio, también conviene saber si funciona mejor en mareas vivas o mareas muertas.

Mareas vivas o muertas

Cuando hay luna nueva o luna llena, son mareas vivas, mientras que en menguante y creciente son mareas muertas. El coeficiente varía en función de la temporada, a veces las mareas vivas son más vivas que otras. Ocurre lo mismo con las mareas muertas, unas veces pueden ser más lentas que otras.

En marzo y septiembre es cuando las mareas son más vivas, porque es cuando se dan los equinoccios de primavera y otoño. Son los momentos del año en el que los días tienen la misma duración que las noches. También suele ser cuando el sol, la luna y la tierra se alinean sobre el Ecuador, impulsando la atracción gravitatoria a su máximo nivel.

Cada lunación dura aproximadamente cuatro semanas (29,53 días) y en ese periodo de tiempo las mareas vivas se dan en dos semanas y las mareas muertas en otras dos semanas. El ciclo comienza con la luna nueva, sigue con la luna creciente, llega a la luna llena y comienza a decrecer con la luna menguante hasta que desaparece, y así cíclicamente sin parar.

En las semanas con la luna nueva y la luna llena las mareas son vivas, es decir, que bajan y suben mucho las mareas, y en cambio las semanas en las que la luna está en fase creciente o decreciente las mareas son muertas y por lo tanto no hay mucho movimiento de mareas.

La semana en la que se registran mareas vivas en el Cantábrico la bajamar suele ser siempre por la mañana y la pleamar por la tarde. La semana siguiente será el turno de las mareas muertas, por lo tanto, al contrario que con las mareas vivas, la baja mar se dará por la tarde y la pleamar será por la mañana. Y así sucesivamente.

Con las mareas vivas los coeficientes son altos, por tanto, si las olas son muy grandes pueden causar estragos en la costa. Estos destrozos se producen por la tarde o a la mañana temprano, jamás al mediodía, porque si la pleamar es por la mañana significa que son mareas muertas y el coeficiente es mucho menor. Por ejemplo, las imágenes de las olas que estallan contra el Paseo Nuevo de Donostia se dan siempre por la tarde.

Por consiguiente, hay que distinguir la altura de las olas y los coeficientes de las mareas, ya que cada cosa responde a una lógica diferente. La altura de las olas está relacionada con los vientos turbulentos en alta mar, que son los causantes de las marejadas, y el coeficiente de las mareas está relacionado con la distancia entre la tierra y la luna. En cualquier caso, la cuestión a tener en cuenta es que en una semana se producen mareas vivas y en la semana posterior es el turno de las mareas muertas, y así alternativamente.

Otra cosa a tener en cuenta es que cada día hay dos pleamares y dos bajamares. El intervalo es de seis horas y cada día se produce un retraso de casi una hora. Por ejemplo, si hoy la bajamar es a las ocho de la mañana, sabemos que habrá pleamar seis horas más tarde, es decir, a las dos de la tarde, y como en cada cambio de marea hay una especie de parada de cerca de un cuarto de hora, se produce una pérdida de una hora por día. Así, si la pleamar ha tenido lugar a las ocho, mañana la marea subirá a las nueve. Esto no es exacto, pero nos servirá para hacer un cálculo aproximado.

Las mareas son muy importantes para los surfistas. En algunos lugares solo se puede surfear en puntos muy concretos de marea, y hay lugares en los que solo es posible hacer surf cuando la marea está realmente baja o muy alta, es decir, cuando las mares son vivas. También hay sitios en los que el mejor momento para hacer surf es la marea media, por lo tanto, lo más adecuado para esas rompientes son las mareas muertas, porque si las mareas son vivas la marea sube y baja a gran velocidad y el momento en el que la marea permanece en la mitad es muy corto.

Las olas rompen de una manera u otra según los fondos. Es decir, la forma de los fondos es la que moldea las olas, y como el mar se mueve constantemente, es muy difícil percibir cuál es el momento adecuado. Requiere mucho trabajo de observación aprender qué condiciones corresponden a cada lugar. Se necesita mucho tiempo para observar cada lugar y aprender las múltiples condiciones que generan las mareas, el viento y las distintas direcciones del mar en cada sitio.

Al fin y al cabo, las mareas, aunque sean un fenómeno muy importante, son un componente más a tener en cuenta dentro de un sistema mucho más amplio y complejo.

Tabla de mareas

Solamente con mirar la luna cada noche podemos tener una referencia sobre las mareas que habrá al día siguiente, pero para tener información más exacta hace falta mirar en una tabla de mareas. Cada surfista debería hacerse con un ejemplar de las tablas de mareas cada año y llevarlo siempre en la mochila para consultarlo en caso de dudas. Es fácil hacerse con un ejemplar, hasta algunas cajas de ahorros suministran cada año una pequeña libreta que informa de los horarios y los coeficientes de las mareas de cada día.

No todas las tablas de mareas son iguales. No son lo mismo las que están hechas para los pescadores o las que se reparten en verano en las oficinas de turismo. En las tablas de mareas de los pescadores a veces hay que añadir una o dos horas al horario que aparece en la libreta (dependiendo de la temporada del año), pero eso lo explican normalmente al inicio del folleto.

Otra cosa a tener en cuenta es que los coeficientes de mareas se refieren a la altura de la subida o bajada del mar. El coeficiente es el mismo para toda la costa, pero el relieve que tenga cada playa hará que la distancia longitudinal sea mayor o menor. En una playa con una pendiente empinada la distancia longitudinal será pequeña, mientras que en una playa con poca pendiente la distancia longitudinal será mucho mayor.

En la última página de este periódico se anuncian los cambios lunares (novilunio, luna creciente, plenilunio y luna menguante), pero las consecuencias de cada cambio se dan uno o dos días más tarde. Por ejemplo, el 2 de septiembre toca luna llena, y la pleamar alcanzará los 4,48 metros de altura. Sin embargo, el coeficiente de marea será mayor al día siguiente, ya que el coeficiente será de 4,49 metros. Lo mismo ocurrirá con los coeficientes en bajamar, que serán más grandes al día siguiente al plenilunio.

La razón de este retraso es debido a la distancia existente entre la tierra y la luna, por eso, cuando la distancia es mayor el retraso es de dos días.