22 SEPT. 2020 KOLABORAZIOA El doble padecimiento del personal celador del Hospital de Urduliz Aitziber Celada y Pilar Corraleño Delegadas de ESK-Hospital de Urduliz Recientemente hemos escuchado a Gurutze Maleta, jefa del personal celador del Hospital de Urduliz, narrar en televisión la traumática experiencia de dicho personal durante la pandemia. Refiere que no había mascarillas y que sentían que entraban a las habitaciones sin sentirse protegidas. Resulta bastante cínico que la propia jefa de celadores y celadoras reconozca las carencias que hubo entonces, mientras que, durante la pandemia, ni defendió a su plantilla, ni la valoró y en ningún momento puso en conocimiento de la dirección del hospital y de salud laboral, el trabajo que realmente realizaban a diario. Un contenido de trabajo que tiene una relación directa con el paciente en sus traslados, en las movilizaciones, en la ayuda durante el aseo de pacientes encamados... Un trabajo que no ha estado bien calificado en los protocolos de trabajo y que consideramos una discriminación, una temeridad y una irresponsabilidad de quienes gestionan. La dirección ha permitido que los celadores y celadoras tengamos que trabajar en muchas ocasiones sin protección cuando trabajamos en equipo con el personal y la propia jefa de celadores permitió que se recriminara públicamente a los y las trabajadoras por utilizar unas mascarillas que, decían que no eran para ellas, dando como resultado que una parte importante de este colectivo se contagiara. También miraba para otro lado cuando, en el comienzo de la pandemia, el servicio de salud laboral no les tenía en cuenta en el rastreo de casos donde el celador había tenido contacto con pacientes, supuestamente sin infección, y que al final daban positivo, sin llevar los EPIs apropiados. Además la calificación del colectivo como «grupos de riesgo» se realizó muy tarde. Una situación que generó mucho estrés y una fuerte presión psicológica, sobre todo en personal que tiene patologías de base. A pesar de que había personal disponible para ser contratado, no se hizo, porque esta misma jefa aseguraba que no era necesario, ignorando que había una sobrecarga importante de trabajo, y una gran carga emocional que ella misma ha reconocido tardíamente en su intervención pública. A pesar de la desorganización, descoordinación, falta de comunicación, falta de formación, a pesar del cuartito de 2x2 metros que se les asignó para descansar, saltándose así las distancias de seguridad marcadas por el Gobierno, este personal se comportó con gran profesionalidad. A mediados de mayo de 2020, después de pasar lo peor, el colectivo de celadores y celadoras del Hospital de Urduliz registró un escrito dirigido a la gerencia, donde solicitaban que «se realice un estudio de las cargas de trabajo para determinar la dotación de celadores suficientes para dar una atención de calidad y con seguridad, una nueva ubicación del puesto de trabajo de dimensiones adecuadas para respetar las distancias de seguridad, una protección adecuada sin discriminación con el resto de categorías y, en general, que se nos den soluciones en una situación tan crítica como ésta. Solicitamos también una disculpa pública por parte de nuestra jefa Mª Cruz Maleta, por el email que se nos envió y que recibimos como una amenaza». Como delegadas sindicales acompañamos a este colectivo en una situación difícil por la mala gestión de su jefatura, y ahora recogemos y hacemos público el malestar de la mayoría del personal celador del Hospital de Urduliz por la declaración mediática con una absoluta falta de pudor y ética de dicha jefa, Gurutze Maleta.