GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Senectud


Castelao escribió una obra de teatro titulada “Los viejos no deben enamorarse”, cuestión que a la luz de la genética actual y de la demografía parece algo fuera de contexto, especialmente si alguien se para a pensar en el futuro incierto del imperio, al ver el primer debate televisivo donde compiten para su presidencia dos ancianos, que hacen de su senectud un blasón, una suerte de garantía que parecía olvidada desde aquella gerontocracia que pareció infectar durante años los gobiernos del bloque soviético hasta que reventó el muro.

Dos viejos maleducados que compiten para ver quién es capaz de crear una visión más irresponsable de lo que puede ser un mañana. Claro, es obvio, Trump es un macarra bien entrenado en la telebasura, se mueve perfectamente en el barro de la desobediencia a la educación y los principios democráticos, pero habremos de convenir en que no está solo, no es un outsider que llegó ahí de casualidad, no, representa a muchos intereses económicos e ideológicos que son veneno democrático puro. Su estilo es de un ultra sin más conocimientos que su egolatría desmedida, pero le han puesto en sus manos mucho poder y lo ejerce de mala manera, y ahora que parece que huele que le van a echar los votos, está dando un golpe de Estado perpetuo, creando las condiciones para su perpetuación al mando del destino de medio mundo.

Joe Biden tuvo que entrar al trapo, no podía quedarse como si fuera un millonario sin alma, debía contestar con la misma eficacia al macarra. Pero más allá de ver a estos dos provectos millonarios gritando, sin dar ningún motivo para ir a votar, lo realmente terrorífico fue cuando Trump se dirigió a esas milicias de extrema derecha supremacista para decirles que tranquilos, que ya les avisará para actuar. ¿Eso es la Gran Democracia Americana? Parece bastante lamentable.