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DE REOJO

Calma chicha


Sin más. Ni menos. Lo del pistolero de Amurrio ha sido una epifanía de su nulidad. El tonto útil. Vox seguirá siendo un partido fascista. No tiene otra función que agitar todas las cloacas. Viven de las excrecencias, algunas perfumadas y hasta envueltas en papel de celofán. Ha conseguido tener sus minutos de gloria, pero habrá que medir con fiabilidad si eso ha sido más perjudicial que otra cosa. Se ha mostrado demasiado radical, demasiado fascista. Se lo han llamado de todas las maneras, tonos y acentos en la tribuna de oradores. El desprecio que recibió fue global. Su falta de formación, su lenguaje cuartelero, su imagen ha llegado a sus mínimos.

Parecía que no servía para nada estos dos días de patochada como dijo Esteban, y la sensación es que hay cuestiones mucho más importantes, pero si se mira con un poco más de ganancia objetiva, resulta que se han escuchado discursos con mayor profundidad política, componiendo una suerte de boceto de paisaje de posibilismos, como si hubiera servido este conocimiento de las aviesas intenciones fascistas de Vox, para intentar asirse a una esperanza de consenso, de pacto, como si hubiera entrado en una calma chicha política, a la que hay que prestar un poco de atención.

Es decir, hoy nos volcaremos en los asuntos de una pandemia que no da tregua, pero probablemente lo pasado ayer en el Parlamento español va a intervenir de alguna manera en las decisiones parciales y totales, en el sentido de mayor colaboración, de bajar la tensión, de dejarse de tanta crispación, especialmente en asuntos que no deberían ser materia de enfrentamiento, y la salud, la vida, el combatir al coronavirus son ahora prioritarios. Sin demagogias, con lucidez técnica, con resolución política, a favor del común. Hasta el Papa admite la unión civil de personas del mismo sexo.