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DE REOJO

La contraria


Alguien debe editar con urgencia preferencial una guía práctica para navegar por los laberintos administrativos comarcales, regionales, autonómicos, estatales, europeos, intercontinentales y galácticos que han creado las medidas contradictorias decretadas para combatir la incidencia de la covid-19 en la población. Las cifras y las letras andan en perfecta connivencia para que sea imparable la segunda o la tercera pandemia asociada, la mental. Nos están volviendo locos, o es que están todos los irresponsables políticos y sanitarios enloquecidos por su incapacidad para tomar una posición compartida que tenga que ver con las recomendaciones sanitarias solventes contrastadas y que se aplique de la manera más directa y eficaz.

Aquí parece que todos se quieren llevar la contraria y, ahora mismo, los independentistas madrileños son los más radicales, los que se enfrentan de manera más directa contra la recentralización que se intuyó durante el confinamiento gordo de la primavera. Si yo no estoy sufriendo alucinaciones por las setas que me trae mi primo, Urkullu ha pedido al presidente Sánchez que decrete el estado de alarma en el oasis. ¿Es cierto, esto es verdad? Esta ronda la pago yo. En Madrid, acabado el estado de alarma instrumental, sus irresponsables políticos vuelven a la estigmatización y segregación de los barrios pobres y de paso dan una hora más para la apertura de bares y restaurantes, eso sí, de la medianoche a las seis no se pueden hacer reuniones ni fiestas. Estupendo demagogos.

En otros lugares han decretado un toque de queda con sordina. Bares y restaurantes cerrados. En todas las situaciones la pandemia se empeña en llevar la contraria y crecen todos los números hasta lo insoportable. Con lo que lo que aparentemente nadie quiere hacer se hará. Acopio de papel higiénico.