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Seguidores de Trump toman al asalto el Capitolio de EEUU

Poco después de que el todavía presidente Donald Trump asegurara que nunca reconocerá su derrota, sus seguidores irrumpían en el Capitolio tras derribar varias vallas de seguridad y enfrentarse con una Policía totalmente superada, en unas escenas que rematan el caótico mandato del magnate y dejan a la altura del barro a la primera potencia mundial. El Congreso se encontraba reunido para validar la victoria de Joe Biden en las presidenciales.


Los seguidores del presidente de EEUU toman al asalto el Congreso para tratar de impedir que este certifique su derrota y su salida de la Casa Blanca. Un asalto similar tuvo lugar hace un mes en Georgia después de que capitulara en la última guerra de Nagorno-Karabaj ante la ofensiva de Azerbaiyán. Pero hablamos de la Georgia caucásica, no del estado homónimo de EEUU, que seguía con un recuento que auguraba el control del Senado por parte de los demócratas. La puntilla para Donald Trump.

Porque las caóticas escenas de ayer tenían como escenario el Capitolio, el sancta sanctorum del poder legislativo de la primera democracia representativa del mundo y de la primera potencia del orbe. ¿Cómo es posible que los Estados Unidos de América hayan caído tan bajo?

«No cederemos jamás»

Poco antes, Trump galvanizaba a sus seguidores, que se concentraban en masa en Washington para tratar de impedir la confirmación de la victoria de Joe Biden en las presidenciales.

«No abandonaremos nunca. No cederemos jamás», bramaba el magnate, para insistir en que «hemos ganado las elecciones, y por diferencia».

Lo lleva haciendo desde que comenzó el recuento de las presidenciales del 3 de noviembre y el masivo voto por correo y anticipado auguraba una victoria, amplia en votos (siete millones), pero ajustada en varios estados, entre los que &dcThree;algunos de ellos llevaron al magnate neoyorkino a la Casa Blanca.

Pero hay que retrotraerse más atrás para ahondar en las raíces de lo que ocurrió ayer, que no fue sino el colofón de una larga deriva.

Trump, quien hizo un último, desesperado y desoído intento de que su vicepresidente, Mike Pence, se arrogara unas atribuciones que no tiene y tratara de impedir que el Congreso ratificara la victoria del demócrata Biden, llegó al poder atizando la desconfianza en el sistema político de Washington. Una desconfianza que no ha hecho sino abonar para seguir en el poder, pese a que, en su mandato, no ha hecho nada para modificar el status quo. Al contrario, lo ha apuntalado.

La Policía ordenó evacuar el capitolio por una «amenaza interna» mientras los seguidores más acérrimos de Trump trataban de acceder al Senado también desde los túneles subterráneos. Toda una metáfora, la de la amenaza que viene de dentro y la del subsuelo, que evidencia la crisis existencial que asola al imperio americano.

Los republicanos jugaron primero con elultraconservador Tea Party y luego se entregaron a Trump. Los demócratas apostaron por el elitismo y abandonaron a sus bases a la deriva.

El culpable, sin duda, es Trump y sus alocados acólitos. Pero aquellos, por ingenuidad o por ambición, son cómplices en el desastre.

Los demócratas logran dos escaños en Georgia y también se hacen con el control del Senado

El Partido Demócrata obtuvo los dos escaños que se disputaban en la segunda vuelta de las elecciones parciales al Senado en el estado de Georgia, con el apretado triunfo de uno de sus candidatos, el reverendo Raphael Warnock, que habría obtenido el 50,5% de los votos frente a su rival republicana Kelly Loeffler, y el de Jon Ossoff, cuya victoria proyectó la prensa estadounidense al cierre de esta edición. De este modo, los demócratas han recuperado el control de la Cámara Alta del Congreso.

Warnock, un reverendo de 51 años, será el primer senador negro que representa a la sureña Georgia en la historia del país, después de haber sido pastor de una iglesia de Atlanta en la cual predicó el líder de los derechos civiles Martin Luther King, asesinado en 1968.

Por su parte, el periodista y candidato demócrata Jon Ossoff habría logrado un 50,3% de los apoyos según las proyecciones de la NBC y la CBS, mientras que su rival, el republicano David Perdue, que defendía su asiento, se quedó en el 49,7%.

Con la victoria de Warnock y Ossoff, el Senado de EEUU está empatado entre demócratas y republicanos, ya que cada partido tiene 50 senadores. Será la presidenta de la Cámara, la vicepresidenta Kamala Harris, la encargada de decantar la balanza a favor de los suyos gracias a su voto de calidad, que le permite romper empates.

El resultado era vital para el presidente electo, Joe Biden, ya que la victoria demócrata le permitirá implantar su agencia con mayor facilidad.GARA