De rebaño

Estamos en plena y absoluta inmunidad de rebaño. Tanto los rebaños de oasis, como los de monte o de regadío. Todo los rebaños, son el rebaño. Un rebaño que se ha inmunizado ante los irresponsables políticos que están convirtiendo todos sus actos en una suerte de mueca con la que intentan cauterizar su sinvergonzonería que se fundamenta en ignorancia, sectarismo, improvisación e intereses económicos secretos. Tanta infección de mentiras, soflamas baratas, juegos estadísticos de primaria, insolvencia manifiesta y decisiones tomadas bajo el descontrol de sus prejuicios durante tantos meses y años, nos han dejado ya inmunes y no reaccionamos a las situaciones que cada día nos llevan al caos, a la incertidumbre, al desastre.

Un rebaño que escucha que un señor abandonado de toda credibilidad dice una cosa y la contraria diariamente, que ahora dice que el problema es que estén abiertos los bares, en su interior, sin darse cuenta de que, en los lugares donde los irresponsables locales ya han determinado ese abuso o esa pantomima siguen creciendo los casos, de manera parecida o mayor que en donde esa prohibición todavía no ha llegado. Maldigo a todos los inútiles que no saben ni quieren reconocer que no saben, que intentan engañarnos de manera consciente, que no atienden a las investigaciones de entidades que son autoridades en la materia, advirtiendo de las mutaciones del virus que están causando estragos.

Somos inmunes al precio de las vacunas, al desorden de su distribución, los horarios de toque de queda, que salga cada día el fra-Casado a hacer el ridículo, que Urkullu no sonría ni escuchando la trompeta y de que llevemos un año de esta pandemia y los imbéciles siguen diciendo imbecilidades. Un rebaño controlado con pastor electrónico.