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EDITORIALA

Ecuador, nuevo golpe a la derecha en América Latina


Andrés Arauz ganó con una amplia ventaja las elecciones presidenciales de Ecuador. Encarnando el proyecto de la Revolución Ciudadana y la figura de su líder, Rafael Correa, el triunfo de Arauz representa una victoria política frente a la estrategia golpista de persecución que sufre el expresidente refugiado en Bélgica y el correísmo como movimiento. La victoria ha sido clara, certera, pero deja la puerta abierta a una segunda vuelta que se disputan el derechista Guillermo Lasso y el ecologista Yaku Pérez, que ya anuncian un frente anticorreísta.

Haber llegado hasta las elecciones y haber mantenido abierta la vía democrática, en medio de una guerra judicial y una campaña de persecución, en pleno golpismo revanchista contra los gobiernos progresistas en América Latina, con las irregularidades del Consejo Nacional Electoral en la campaña y, según varias denuncias, también en el escrutinio, representa en sí un triunfo, una remarcable victoria. Resistir los golpes y articular el contragolpe ha resultado fructífero. Han jugado en una democracia debilitada, frente a instituciones parciales, y han ganado. Y de no mediar fraude, están en disposición de ganar también en mayo, cuando el presidente Lenin Moreno dejará la presidencia y, se especula, tal vez también el país.

Esta victoria es vital para la izquierda en América Latina, un continente que vive una dura pugna entre una derecha fuerte, aupada por golpes de estado judiciales, con el apoyo de las élites y de grandes potencias, frente a una izquierda que cuando gobernó sacó a casi 100 millones de latinoamericanos de la pobreza. Su legado, su cultura militante, está viva en Ecuador y en Bolivia, en Argentina y en México, en Chile y Uruguay, en Venezuela y Cuba. Esa izquierda ganó con cuadros muy jóvenes, pidiendo cambios reales para gente real. Su capacidad ha demostrado que, si hay vías democráticas, el ciclo de la derecha es corto en América Latina.