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Saharauis piden a la ONU que actúe para frenar la represión marroquí

Varios miles de saharauis se manifestaron ayer en el campo de refugiados de Rabuni, el más importante de Tinduf (Argelia), para apoyar a la activista Sultana Khaya, agredida por la Policía marroquí y en arresto domiciliario, y pedir a la ONU un mecanismo de vigilancia que frene el incremento de la represión en los territorios ocupados.


La activista Sultana Khaya y su familia llevan varios meses en arresto domiciliario en Bojador, en los territorios saharauis ocupados. Su situación ha cobrado especial notoriedad en las redes sociales y en Twitter, donde activistas saharauis han denunciado la agresión que sufrió el 13 de febrero en su casa cuando arrojaron al interior de la vivienda una piedra que le hirió en la cabeza y que le hizo temer por la pérdida de su ojo izquierdo. Se da la circunstancia de que en 2006 ya perdió el ojo derecho por una paliza que le propinó la Policía marroquí en plena calle en Marraquech. En un vídeo difundido por Equipe Media, se aprecia la herida y el hematoma causado por la pedrada a la altura del ojo. En él, Khaya denuncia que quien la tiró fue «el torturador y comisario Aamar Hakin».

Cientos de representantes de la sociedad civil y de la Administración saharaui se concentraron ayer ante la sede del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Rabuni, capital administrativa de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), para denunciar «la violencia marroquí en las zonas ocupadas».

Al grito de «¡Defenderemos nuestra tierra!» y «¡Lucharemos hasta el final!», marcharon en torno a la sede con pancartas en las que destacaban las fotografías de presos saharauis en cárceles de Marruecos y expresaban su solidaridad y apoyo a la familia de Khaya y a «todos nuestros compatriotas que sufren la represión en su propia tierra ocupada». Otras reproducían las palabras de Khaya, quien a través de las redes subrayó que «el Sahara Occidental es un infierno: violaciones, abusos, torturas, desapariciones forzosas, asesinatos, arresto domiciliario. Es (escenario de) una espiral de violencia y represión para intimidar e intentar silenciar a los activistas saharauis».

Los manifestantes pidieron a la comunidad internacional que «adopte medidas inmediatas y urgentes para proteger a los saharauis de la opresión de las fuerzas represivas marroquíes», que se ha multiplicado en los últimos meses en paralelo a las operaciones militares que unidades del Frente Polisario realizan en la zona del muro construido por Rabat en el Sahara, el más largo del mundo.

Exigieron la creación de un nuevo mecanismo internacional que permita vigilar la situación de los derechos humanos en las ciudades ocupadas por las fuerzas marroquíes.

El Frente Polisario se mostró «sorprendido por el silencio de las organizaciones jurídicas y de los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos» en relación a «la opresión, abuso, tortura y vejaciones que sufren los saharauis en las ciudades ocupadas del Sahara Occidental».

La situación es de alta tensión desde que el pasado 13 de octubre fuerzas armadas marroquíes penetraran en el paso de Guerguerat, que une Mauritania con la zona ocupada por Marruecos en el Sahara Occidental, para desalojar a un nutrido grupo de saharauis que habían acampado en la pista para interrumpir un tránsito de mercancías que el Frente Polisario considera ilegal.

Apenas 24 horas después de la ofensiva, el secretario general del Frente Polisario y presidente de la RASD, Brahim Ghali, aseguró que suponía una violación del alto el fuego y consideró rota la tregua firmada en 1991.