Manex ALTUNA
BILBO
Entrevue
RAYCO SÁNCHEZ
AUTOR DEL LIBRO «JO TA KE, FÚTBOL VASCO EN PRIMERA PERSONA»

«El fútbol es una herramienta socializadora y educativa sin parangón»

La ilusión de patear un balón en el barrio de Txurdinaga se trasladó después a los micrófonos con Norte Apache para cantar contra las injusticias. Tras estudiar Educación Social, Rayco Sánchez (Bilbo, 1985) ha encontrado en el fútbol la manera de aunar la parte lúdica y reivindicativa de un fenómeno de masas con historias en primera persona del fútbol vasco.

El fútbol y el hip-hop son las dos grandes pasiones de su vida. Rayco Sánchez todavía se acuerda de sus primeros pasos tras una pelota en el campo de Ibarsusi en Txurdinaga y rememora la época en la que recorrió Euskal Herria rapeando en euskara con Norte Apache. Tras cerrar la etapa musical, en 2015 se aventuró a crear un proyecto alrededor del fútbol y la cultura, con un punto de vista constructivo y reivindicativo bajo el nombre de Opio Errebeldea. Así ha realizado talleres educativos en sitios como Argentina o el campus del jugador catalán Oriol Romeu. En 2016 editaba un libro que recogía historias sobre fútbol, política y cambio social y en 2020 ha visto la luz el titulado como ‘‘Jo ta ke, fútbol vasco en primera persona’’.

¿Qué recuerdos guarda del fútbol y qué cree que es lo que le engancha en particular?

El fútbol me ha enseñado muchas cosas. A trabajar en equipo, el sacrificio, respetar o no las normas, higiene, compañerismo, amistad… además, como deporte colectivo que es, se puede jugar en cualquier lugar. Actualmente me gustan menos aspectos que antes, pero creo que sigue siendo una herramienta educativa y socializadora sin parangón. También es un altavoz contra las injusticias y una vía de lucha, como escribió Banksy en un muro de Chiapas con la frase ‘a la libertad por el fútbol’. Entiendo que el fútbol puede ser el ‘opio del pueblo’, capaz de adormilar conciencias y servir de cortina de humo para las masas. Aún reconociendo esa parte, también considero que puede ser el ‘Opio Rebelde’: libre, popular, de todas y todos, ya que no distingue por sexos, razas, edades ni procedencias.

¿Cómo surge la idea de entrevistar a futbolistas vascos?

Hoy en día, debido en gran parte al tipo de prensa deportiva que hay, nos vemos en situaciones en las que parece que todo el mundo entiende de fútbol, de tácticas, incluso de las circunstancias personales que rodean a los protagonistas. La intención con este libro ha sido alejarles del ruido, e intentar que el lector empatice y conozca de primera mano sus vivencias. Uniendo, por otra parte, a toda esa masa de aficionados y aficionadas vascas, que ha tenido y tiene ‘Jo ta ke’ como grito común en las gradas.

¿Conocía de primera mano a algunos protagonistas como Eneko Romo o Urko Vera?

A Urko lo conocí en la plaza, era vecino del portal de al lado. Recuerdo que era un guindilla, espigado, descarado, pero sobre todo muy bueno. Me daba una envidia terrible que él entrenara en Lezama y yo en el barro, así que, cada vez que bajaba a jugar, me pasaba la tarde intentando hacerle caños. Es un tío fenomenal, alegre, sincero y muy buena persona, le tengo mucho cariño. Con Eneko Romo estudié el primer año de Educación Social en la universidad. Ha tenido una carrera futbolística espectacular y ha sido muy respetado y querido allá por donde ha ido. En lo personal también destaca por ser humilde, cercano y encantador. Tenía claro que ambos tenían que aparecer en el libro.

¿Cómo va eligiendo al resto de protagonistas?

La verdad es que les he ido eligiendo un poco de manera egoísta; he escogido a los y las futbolistas que quería conocer en persona. Ha habido algunos y algunas que no han podido salir, porque lo hemos ido atrasando y, luego con el coronavirus, me he negado a entrevistarles a través de una pantalla, véase el caso de Sanjo. Soy consciente de que falta mucha gente representativa de la escena futbolera vasca pero, a lo mejor, en el futuro, se puede continuar con ‘Jo ta ke’, y podemos ir ampliando el círculo.

Hay historias sorprendentes como la forma de Anaitz Arbilla –actual jugador del Eibar– para acabar jugando en Primera. Además de las condiciones básicas, ¿también debe haber un factor de suerte, de estar en el momento adecuado?

Anaitz vivió una de esas situaciones únicas en las que, las desavenencias con un club, te llevan a poder ascender de categoría. Para eso hay que tener el nivel que exigen las competiciones, pero también que se dé la situación oportuna de que necesiten a alguien y encajes con el perfil. Arbilla también es un tipo único, por supuesto.

La situación de Ager Aketxe, en Toronto, con un par de amigos, deja en evidencia la importancia de contar siempre con un círculo cercano.

El estado emocional y la estabilidad, como en todos los ámbitos de la vida, siempre han estado relacionados con un buen rendimiento deportivo. Hoy en día se le está dando más importancia, por lo que los clubes intentan generar microclimas adecuados para que los futbolistas encajen, tanto en el ámbito deportivo como con la idiosincrasia de cada lugar, así como con la propia filosofía del club.

¿Alguna otra historia que le ha llamado la atención?

Hay figuras que destacan simplemente por su presencia, por su halo de energía, como pueden ser Ainhoa Tirapu, Oier Sanjurjo, Manu García… Otros que te sorprenden por su simpatía y cercanía, como Ainhoa Abrisketa o Íñigo Pérez… suena a tópico, pero les invitaría a comer a todos y a todas. Me siento un privilegiado por haber compartido con ellos y ellas un tiempo, que se hayan abierto y hayan confiado en mí.

¿Con qué valores en común o características cree que se pude identificar a futbolistas de Euskal Herria?

Varios de los protagonistas, que han podido vivir la aventura de jugar fuera, me comentan que enseguida se nota cuando hay un vasco o vasca en el vestuario, porque dicen que son y se sienten diferentes. Quizás más bonachones, sinceros, nobles, trabajadores, hogareños… Yo también me quedo con ese concepto, de corazón grande, de cercanía, de sinceridad, donde naces te marca, y te haces a sus costumbres e idiosincrasia.

Se perciben las raíces cuando salen fuera, pero entrevista también a una persona como Bojan, que se ha recorrido medio mundo, al que le encanta la vida en Gasteiz.

Bojan es un tipo interesante a todos los niveles, porque creció en una entidad de alto rendimiento y tuvo que madurar muy rápido, quizás demasiado. La adaptación al equipo va unida al día a día, cómo convives con tus vecinos, dónde haces la compra, cómo gestionas tu tiempo libre. Gasteiz le dio todo eso, es una ciudad acogedora, sobre todo por sus habitantes. El buen recibimiento que tuvo por parte de algunos jugadores de la casa le ayudó a crear vínculos más allá del fútbol.

Ha hablado con varias futbolistas, ¿las diferencias siguen siendo abismales entre el fútbol femenino y el masculino?

Se me cayó la cara de vergüenza al escuchar cómo Ainhoa Tirapu tuvo que ir a trabajar a una tienda al de unas pocas horas de aterrizar proveniente de disputar el mundial de fútbol de Canadá. Creo que ese es uno de los grandes ejemplos que escenifican semejante diferencia. También sigo indignado porque no se sacara la Gabarra cuando las chicas del Athletic conquistaron la última liga. Si queremos ser diferentes, podemos empezar a liderar el cambio. Creo que se están dando pasos hacia la mejora de las condiciones laborales del fútbol femenino, pero queda un mundo por avanzar en el que, de una manera u otra, podremos aportar nuestro granito.

¿A quién más le hubiera gustado meter en el libro o tiene otro proyecto en mente?

Tengo un par de referentes claros, en cuanto a lo social y a lo político se refiere, el irlandés James McClean y Mikel San José. Ambos tratan de combatir las injusticias a través de sus actos y en las redes sociales. Cada vez hay más gente que, bajo el anonimato de las diferentes plataformas, les insultan y les amenazan, tanto a ellos como a sus familias. Por este motivo cada vez hay más profesionales que prefieren no hacer públicas sus opiniones más controvertidas. Algún día me gustaría entrevistar a ambos al respecto. Asimismo, teníamos organizado rodar un documental que girara en torno a la figura de Marcelo Bielsa. Nos habíamos puesto en contacto con el Leeds, teníamos los vuelos, organización, entrevistados… pero llegó la pandemia y nos obligó a tirar de freno de mano. No sabemos qué pasará, pero siguiendo los cánones bielsistas, la ilusión y las ganas las seguimos manteniendo intactas. También tengo pendiente terminar con un tercer libro sobre viajes futboleros que tuve que dejar a medias, igualmente por la pandemia.

Por último, acude a San Mames a la grada Iñigo Cabacas Herri Harmaila, ¿cómo percibe el pulso de la afición sin poder entrar al campo?

Como decía el genio de Galeano, ‘no hay nada más vacío que un estadio vacío, no hay nada más mudo que las gradas sin nadie’. Por una parte me da tristeza, pero por otra me da rabia ver cómo nos han suplantado, cómo ponen los cánticos en la televisión y una especie de holograma en las gradas. Nos están transmitiendo el mensaje de que, aquello que decía el mítico Jock Stein de ‘el fútbol sin aficionados no es nada’, pasó a la historia. El fútbol está ahora, más que nunca, a los pies de los caballos del capitalismo, y los y las aficionadas cada vez más lejos, siendo cada vez más clientes, cada vez más mudos.

¿Y al equipo?

A los chicos les veo en una ola de buenos resultados, obviamente, después del subidón de la Supercopa… una locura. Aunque la celebración fuera como ganar una copa en la videoconsola. Las chicas han terminado con una racha negativa y ahora sólo queda levantar el vuelo y terminar esta temporada de metamorfosis lo mejor posible. Creo que no hay nadie mejor que Iraia para dirigir el equipo. A nivel de club necesitamos una grada de animación, cuidar al socio, transparencia, menos populismo y más ideas firmes. Y, por supuesto, cuidar a los jugadores leyenda como Susaeta, Beñat o Sanjo. Me dolió mucho cómo salieron del club.