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Expectativas limitadas en la primera cumbre China-EEUU de la era Biden

Estados Unidos planteará cara a cara a China, en la cumbre bilateral que comenzó ayer en Alaska al más alto nivel, las numerosas críticas lanzadas desde la Administración Biden, lo que complicará que la reunión acabe con resultados en la mejora de relaciones.


Las máximas autoridades de la diplomacia estadounidense y china comenzaron ayer en Alaska, en el primer encuentro cara a cara tras la elección del presidente de EEUU, Joe Biden, en un clima de profundos desacuerdos entre las dos mayores potencias mundiales.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el asesor presidencial de seguridad nacional, Jake Sullivan, recibieron al máximo funcionario del Partido Comunista Chino para la diplomacia, Yang Jiechi, y al ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi.

La ciudad de Anchorage, orientada hacia el Pacífico y con sus temperaturas polares, fue elegida como un terreno más neutral que Washington o Pekín para este cumbre.

La diplomacia china adelantó que pondrá «todos los temas» sobre la mesa y advirtió de que una reunión no sería suficiente para arreglar todo. «China no va a adoptar va a ningún compromiso relacionado con su soberanía, seguridad e intereses», señaló el Ministerio de Exteriores chino, subrayando que las presiones son inútiles.

Por su parte, Blinken afirmó que expondrá de forma abierta las mismas críticas que han expresado hasta ahora en declaraciones públicas. Y son muchas: la represión de los musulmanes uigures que califican de genocidio, el control sobre Hong Kong, las tensiones en torno a Taiwán o Tíbet, las disputas en el mar de China Meridional, las prácticas comerciales, el «robo de propiedad intelectual» y hasta «la falta de transparencia» sobre el origen del covid-19 .

Aunque pueden llegar a reducir diferencias, la hostilidad ha aumentado tanto que es difícil un reinicio de la relación. El último encuentro entre los dos países se remonta a junio y no disipó el clima de una nueva Guerra Fría que reinaba al final de la Presidencia de Donald Trump.

Apoyo en los aliados

El nuevo presidente estadounidense, aunque acusó a los halcones de la Administración Trump por su aislamiento en el escenario mundial y su vehemente diplomacia, ha mantenido el tono de su antecesor respecto a Rusia y China, si bien con Pekín dice querer «cooperar» frente a los desafíos comunes de la globalización. el calentamiento, la pandemia o la no proliferación de armas.

Pero su objetivo sigue siendo fortalecerse frente a la competencia estratégica con China, a la que ve como «el mayor desafío geopolítico del siglo XXI».

La diferencia con Trump es que se apoya más en las alianzas de EEUU. Precisamente, el encuentro de Anchorage llega tras la visita de Blinken a Japón y Corea del Sur, dos aliados clave de Washington, y de la cumbre virtual que Biden organizó con Australia, India y Japón, institucionalizando así esta alianza informal llamada a hacer frente a la creciente influencia de Pekín.

Las declaraciones sobre «la amenaza» de China de estos contactos previos, hacen poco probable que el presidente demócrata haga concesiones significativas para evitar un mayor deterioro de las relaciones o que Pekín dé marcha atrás en Turquestán Oriental o Hong Kong.