Joseba ITURRIA
SEVILLA
FINAL VASCA DE COPA EN SEVILLA

Una final que Oyarzabal pretende que solo sea el inicio de otra gran historia

El título conseguido por la Real 34 años después de la Copa ganada en Zaragoza supuso la confirmación de una generación que ha madurado a mucha velocidad a pesar de su juventud. Supo ganar la final como si fueran veteranos cuando Imanol utilizó trece jugadores menores de 26 años y acabó con un equipo con una media de edad de solo 24,1.

La Real vivió en Sevilla una noche inolvidable en la que Mikel Oyarzabal, el líder del equipo campeón y autor del gol del triunfo, dejó clara su ambición y la de todos sus compañeros al decir que para ellos la final de las finales es solo un comienzo: «Es un momento histórico y feliz para todos, pero queremos seguir haciendo historia y esperamos que esto sea el inicio. Vamos a entrar en la historia del club, pero quiero seguir. Este grupo está convencido de que puede hacer muchas cosas y seguir peleando por todo».

El eibartarra fue el protagonista del gol de la victoria y del gesto bonito de la noche al dar el brazalete de capitán al lesionado Asier Illarramendi para que recogiera el trofeo y diera inicio a una larga noche de celebración en Sevilla. Lleve o no el brazalete, se ha convertido junto a Merino, pese a su juventud, en el líder de una generación que quiere que no sea excepcional ganar títulos con la Real.

Por eso al eibartarra no le tembló el pulso para asumir la responsabilidad de tirar un penalti que se hizo esperar tanto como la propia final. A pesar de que había fallado tres de los cuatro últimos que había lanzado y dos de los tres que ensayó en el mismo escenario el día anterior en el último entrenamiento y tuvo que esperar seis minutos para lanzarlo, ni él ni sus compañeros ni su entrenador dudaron de quién debía asumir la responsabilidad.

Con la confianza de todos

Mikel Oyarzabal señaló sobre el penalti que «mucha gente dice que es una lotería, pero nosotros los trabajamos entre semana. Tenía las cosas claras. Sabía qué iba a hacer. Mis compañeros confiaban en mí, me han dado un plus para tener más confianza y para ir con más tranquilidad. Sentía una responsabilidad grande porque el equipo confía en mí y yo en el equipo y, a diferencia de la Supercopa, ha servido para levantar la Copa».

Mikel Merino comentaba que «tenemos la suerte de contar con un jugador que tiene calma y tranquilidad en los momentos decisivos. Yo estaba con la tranquilidad de que lo iba a meter. La confianza es clave». Imanol coincidió con el navarro al decir que «estaba muy tranquilo porque es Mikel y aparece en las grandes ocasiones».

Lo más reseñable de la final es que el líder de este equipo parece que lleva toda la vida en la Real porque debutó muy joven, pero solo tiene 23 años. En el once inicial de Imanol solo había tres jugadores, Monreal, Portu y David Silva, que superan los 25, edad de la que quedan por debajo los tres primeros cambios, Carlos Fernández, Barrenetxea y Guevara. La Real acabó con un once con siete jugadores que han dado el salto desde el Sanse y una media de edad de 24,1 años que supo manejar los últimos minutos para que se jugara lo mínimo posible, sin conceder ninguna ocasión y sin encerrarse en su área para defender porque es un equipo que cuanto más lejos esté de su portería más fuerte es. Y eso no es normal. Hasta el equipo campeón perdió una Liga en Sevilla antes de lograr sus títulos. La generación liderada por Oyarzabal y Merino ha madurado rápido y tiene todo el futuro por delante.

Imanol, un forofo que cumplió su objetivo de hacer campeón a su equipo como entrenador

El título de Sevilla fue el premio a la apuesta de Imanol por la Copa la temporada pasada y eso sirvió para cumplir en La Cartuja su deseo de hacer campeón al equipo del que es un forofo más. Imanol acostumbra a decir que el mayor logro ha sido lograr la unión entre el equipo y sus aficionados y él ha sido clave en esa comunión. Los aficionados sienten que el entrenador es uno más de ellos y como tal se puso la camiseta blanquiazul tras acabar su rueda de prensa oficial tras ganar el título y empezó a gritar como si estuviera en la grada de Aitor Zabaleta.

Además ha conseguido que la Real conecte con la grada con una manera de jugar atractiva y valiente, que sea competitiva en todos los encuentros y, lo que es más difícil, que hasta los que no juegan estén contentos con él.

Imanol es la clave del éxito, pero él atribuía el mérito a los jugadores tras el partido en su rueda de prensa más emotiva porque se acordó de un tío fallecido en los últimos días por covid, de su madre que perdió hace 36 años cuando él tenía 13 y de su familia. Dedicó el título a sanitarios y a toda la afición, «el motor del equipo». Hizo un llamamiento «a la cautela. Ya habrá tiempo de celebrar esta Copa como se merece». La Real evitó cualquier acto de homenaje y la Ertzaintza impidió aglomeraciones al llegar a Hondarribia y a Zubieta ayer con la Copa.J.I.

Adierazpenak

«La mitad de la plantilla estaba en Segunda B conmigo hace cuatro años. No os imagináis la ilusión y la emoción por dar esta alegría a la afición»

IMANOL

Entrenador de la Real

«Vamos a entrar en la historia del club, pero quiero seguir. Este grupo está convencido de que puede hacer muchas cosas y seguir peleando por todo»

Mikel OYARZABAL

Autor del gol

«Imanol es el indicado para estar al frente. Nos ha dicho antes del partido que fuéramos nosotros mismos y que jugáramos valientes, con personalidad»

Mikel MERINO

MVP de la final