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CRISIS DEL CORONAVIRUS

India colapsa y amenaza con alargar la salida de la epidemia


El aumento explosivo de contagios en India pone en jaque la salida mundial a la pandemia. Dos de cada cinco nuevos infectados se detectaron ayer en ese país, donde viven 1.300 millones de personas, y cuyo sistema de rastreo no es tan bueno como en los países occidentales. La situación resulta más grave todavía, ya que India es la gran potencia mundial en fabricación de vacunas por ser la sede del Instituto Serum. A estas alturas se confiaba en que fuera parte de la solución, no el mayor problema.

La aparición de una nueva cepa, con una doble mutación distinta al resto de variantes peligrosas, no parece ser la causa principal del aumento de contagios. Las muestras analizadas de casos positivos muestran que esta variante no es prevalente. Hay más casos de cepa inglesa en porcentaje que de la india. Esto no significa que esta nueva variante no sea más infecciosa –en el laboratorio ha dado muestras de serlo– sino que aún es pronto para afirmarlo.

El coronavirus ha avanzado en India como siempre, apoyándose en un abandono prácticamente absoluto de las medidas de seguridad. La pandemia apenas había mostrado su verdadera cara en ese país que, de reportar 100.000 casos diarios en setiembre, bajó en enero a tan solo 9.000.

Muchos creyeron que lo peor había pasado, dando pie a la celebración de fiestas religiosas como el Kumbh Mela, la peregrinación más multitudinaria del mundo, que tiene lugar cuatro veces cada doce años y en la que más de 12 millones de hindúes se bañaron en el Ganges.

Irresponsabilidad política

Tampoco los políticos han dado la talla y, mucho menos, ejemplo. Tras esa reducción de casos en más de un 90%, India entró en un ciclo de elecciones regionales en Assam, Bengala, Kerala, Tamil Nadu y Pondicherry. En todos estos lugares los aspirantes se dieron baños de masas multitudinarios sin que se cumplieran las mínimas medidas de seguridad.

En este tiempo muy pocas zonas de India han cumplido, siquiera someramente, las medidas de precaución, salvo en los centros de las ciudades principales, como Delhi. El uso de la mascarilla nunca llegó al extrarradio de la capital, que es lo más densamente poblado.

El resultado de todo ello es que los hospitales no dan abasto y han cerrado sus puertas dejando a los enfermos fuera, pues no tienen oxígeno. Los crematorios tampoco tienen capacidad para quemar a todos los que fallecen. En los grupos de Whatsapp son comunes los mensajes desesperados que reclaman una bombona para un ser querido.

Delhi lleva una semana confinada a pesar del problema de la infravivienda sin que la situación se corrija. Todo apunta a que el confinamiento duro se prolongará este fin de semana.

Mientras tanto, el Gobierno ha lanzado la mayor campaña de vacunación del mundo. Por el momento, solo inmunizan a los mayores de 45, pero las vacunaciones se abrirán a mayores de 18 desde este sábado.

India cuenta para su inmunización con la compañía que fabrica el 60% de vacunas del mundo (Serum) y con una vacuna propia, Covaxin. El Gobierno indio quiere además importar la Sputnik rusa y ha creado un procedimiento acelerado para aprobar automáticamente lo que valide la UE o EEUU.

Sin embargo, las cifras son demasiado grandes como para una solución rápida. El Serum tiene una capacidad de producción de 100 millones de dosis al mes e India tiene 1.300 millones de habitantes. Le harían falta más de dos años para fabricar vacunas suficientes para todas.

Al priorizar el Serum el control de la pandemia en India y dirigir allá su producción, el programa Covax de la ONU para países pobres se derrumba como un castillo de naipes. En abril y mayo, Serum dejará de entregar 90 millones de dosis.