Con o sin

El debate eterno, el que es más profundo, que tiene raigambre cultural, que en ocasiones forma parte de un vínculo estratégico con alguna opción de carácter político, es si la tortilla de patatas debe llevar cebolla o no. ¿Es cuestión de gustos o de ideales? A partir del sábado a este referéndum culinario se debe añadir el de si se puede andar, cuándo y dónde sin mascarilla, aunque siempre se debe ir con una, cuando menos, a mano, porque las circunstancias de un paseo, unas compras, una cita cambian y se debe seguir utilizando en lugares donde no exista la posibilidad de guardad esa distancia social flexible que está escrita en la recomendaciones y que cada individuo interpretamos según nuestras peculiares dotes para la medición en línea y en movimiento.

¿Es precipitada esta decisión que pone en duda y contradicción a la comunidad científica, médica y, sobre todo, abre un falso debate entre los cafres propagandistas del caos? En el exterior, a campo abierto, playas no hipotecadas a las sombrillas madrugadoras, paseos ordenados, terrazas bien ventiladas y con la separación adecuada, parece que los riesgos con tanta población vacunada son controlables y asumibles. Hay datos inquietantes. La capacidad de penetración de la nueva variante y sus efectos sobre la población joven, la no vacunada, está creando situaciones de regresión en la desescalada en Inglaterra y Portugal. Así, que los de la liga de Con cebolla, añadimos con mascarilla para mantener mayores posibilidades de estabilidad y normalidad en los próximos meses. Anuncian para setiembre públicos en campos de fútbol y pabellones deportivos.

El verano no va a ayudar mucho a la mesura. Los mensajes oficiales de la opción de Sin mascarilla, va a ser una incitación al Sin total, no circunstancial. Les toca a los feos sufrir otra vez.