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DE REOJO

Sus ojos


Hay tipos con suerte. A Pedro Sánchez la oposición le hace grandes favores cada día. Plantea una gran remodelación de la parte de su gobierno (la otra es inamovible) que tiene una profundidad todavía por descubrir y lo único que se les ocurre decir es «dimisión», que es la culminación de su pensamiento político. «Váyase, señor Sánchez» es lo que quisieran decir, pero Aznar les cobra derechos de autor. Patético panorama el de la extrema derecha española bifronte con una parásito noqueada, Arrimadas nota a su Albert sentado a la derecha del hombre insignificante, y respira hondo.

Lo más sorprendente de esta remodelación es la salida del donostiarra Iván Redondo como consejero áulico de Sánchez. Parece una defenestración camuflada, pero se abre una gran incógnita. ¿Cuánto tardará Redondo en vender sus servicios al PP como ya había hecho hace unos años? Tiene secretos y conocimientos para hundir al gobierno actual y al partido que le da sustento, por lo que podrá vender a buen precio su fichaje. Que nadie se confunda: es un profesional, que quiere decir que se vende al mejor postor sin ninguna ideología ni dogma: ganar elecciones y gobernar. Lo otro es filosofía de perdedores.

Por eso tras estas emociones de fin de semana canicular, resaltan los ojos de Ella, de IDA. Se presentó en Moncloa vestida de jefa de la oposición, por eso eligió un vestuario luminoso y se pintó los ojos como si fuera una mujer fatal. Unos ojos arrebatadores que escrutaban el futuro en su comparecencia frente a los medios donde dejó claro que el hombre insignificante es la insignificancia barbuda más patética. Madrid le queda pequeña. Sus preocupaciones son sobre España entera. Y ella no pide la dimisión de Sánchez, se plantea un cuerpo a cuerpo constante para echarlo en las urnas.