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La renuncia de Hariri dispara de nuevo todas las alarmas en Líbano


Líbano se encuentra de nuevo ante la incertidumbre después de que Saad Hariri dimitiera el jueves como «primer ministro designado» tras nueve meses sin poder formar Gobierno y sin expectativas de que se pueda pactar pronto un Ejecutivo que tome las riendas en medio del recrudecimiento de la crisis económica.

La renuncia de Hariri por desacuerdos con el presidente del país, Michel Aoun, sobre la composición de su gabinete ha devuelto a Líbano a la casilla de salida y ha mermado aún más la confianza en la capacidad de los líderes políticos de aparcar sus diferencias para salvar al país de un inminente colapso financiero.

La salida de Hariri genera un nuevo bloqueo político, ya que no hay otra figura de la comunidad suní con peso suficiente para plantearse como claro candidato a primer ministro, que debe ser de esa confesión según el estricto reparto de poder que rige en Líbano.

No obstante, Aoun, cristiano maronita, anunció que pronto iniciará una ronda de consultas con los diferentes bloques políticos, mientras que Hassan Diab, que dimitió a consecuencia de la explosión del 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut, permanece en funciones casi un año después.

Protestas en el norte

Mientras tanto, al menos 19 personas resultaron heridas ayer en el norte de Líbano, entre ellas 15 integrantes de las Fuerzas Armadas, durante el estallido de nuevas protestas contra el deterioro de las condiciones de vida y los cortes de electricidad.

En Trípoli, los manifestantes bloquearon las carreteras principales levantando barricadas en llamas. Los comerciantes hicieron lo mismo en Abra, al este de Sidón.