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EL DESASTRE AFGANO

El nuevo Gobierno en Kabul, puro talibán

El nuevo Gobierno talibán intenta aunar las diferentes facciones del movimiento rigorista y combina jefes militares, líderes históricos y negociadores en Qatar. Entre sus objetivos, obtener reconocimiento internacional. Pero la inclusión de los elementos más duros del movimiento, como la red Haqqani, augura pocas concesiones para alcanzarlo.


Las nuevas caras del Gobierno afgano representan la esencia del movimiento rigorista que ya gobernó el país entre 1996 y 2001 y de su núcleo militar, buscando unir las diversas facciones, además del reconocimiento internacional. La relación de nombres dista mucho de la promesa de configurar un Gobierno inclusivo. 30 de los 33 nombramientos anunciados son de etnia pastún y no hay ninguna mujer. No aparece su líder supremo, el mulá Hibatula Ajundzada, que regirá el emirato al margen del Ejecutivo.

Mohammad Hassan Akhund, primer ministro. Originario de Kandahar, el nuevo primer ministro afgano fue un colaborador cercano y asesor político del fundador y líder supremo del movimiento, el mulá Omar. Bajo el primer Gobierno talibán, fue viceministro de Relaciones Exteriores y gobernador de la provincia de Kandahar, la cuna de los rigoristas. Akhund aparece en la lista de sancionados por el Consejo de Seguridad de la ONU, que lo considera uno de los «comandantes talibanes más eficaces».

Mulá Abdul Ghani Baradar, número dos en el Ejecutivo. Nació en la provincia de Oruzgan (sur) y se crió en Kandahar. Combatió contra la intervención soviética de 1979 y participó con el mulá Omar en la creación del movimiento talibán durante la guerra civil de principios de la década de 1990, en la que los señores de la guerra regaron de sangre al país. Fue conocido por aprobar en 2001 la destrucción de los budas gigantes de Bamiyan, del siglo VI. Tras la intervención de EEUU y la caída del régimen talibán, se decía que formaba parte de un pequeño grupo dispuesto a un acuerdo en el que reconocían a la Administración de Kabul. Pero EEUU rechazó esta iniciativa, abriendo un nuevo capítulo en veinte años de guerra. Baradar era el líder militar talibán cuando fue arrestado en 2010 en Karachi (Pakistán). Fue liberado en 2018, bajo presión de Washington. Respetado por las distintas facciones talibanes, fue jefe de su oficina política en Qatar, donde lideró las negociaciones que condujeron a la retirada de las fuerzas extranjeras, y luego a las fracasadas conversaciones con el Gobierno afgano.

Sirajuddin Haqqani. Interior. Hijo del conocido comandante de la yihad antisoviética, Jalaluddin Haqqani, Sirajuddin es uno de los tres subjefes de los talibanes y el jefe de la poderosa red del mismo nombre. La red Haqqani, fundada por su padre, es descrita como «terrorista» por Washington, que siempre la ha considerado una de las facciones más peligrosas durante las últimas dos décadas. La red es conocida por su uso de kamikazes. Incluso se llegó a sospechar de su cercanía al Estado Islámico y el FBI la vincula también a Al Qaeda. Se le han atribuido algunos de los ataques más violentos en Afganistán en los últimos años y de secuestros como el del soldado estadounidense Bowe Bergdahl, liberado en 2014 a cambio de cinco detenidos afganos en la prisión de Guantánamo. Conocidos por su independencia, habilidades de combate y perspicacia comercial, los Haqqani están a cargo de las operaciones en las zonas montañosas del este de Afganistán. Tienen una fuerte influencia en las decisiones del movimiento y su presencia en la cartera de Interior augura una dura represión.

Mulah Yaqub. Defensa. Hijo del mulá Omar, Yaqub es el jefe de la poderosa comisión militar que decidió las orientaciones estratégicas en la guerra contra el Gobierno afgano. Su ascendencia y los vínculos con su padre, a quien adoraban como líder de los talibanes, lo convierten en una figura unificadora en un movimiento amplio y diverso. Algunas facciones apostaban por él cuando se eligió como sucesor de Omar al fallecido Ajtar Mansur al frente del movimiento, lo que abrió una disputa interna.

Qari Fasihuddin, responsable de la ofensiva final sobre la provincia de Panshir, será jefe del Estado Mayor del Ejército.

Amir Jan Muttaqi. Asuntos Exteriores. Fue uno de los negociadores clave en Doha.

Abdulhaq Wasiq. Director de los servicios secretos. Exprisionero en Guantánamo. Aunque los servicios de Inteligencia estadounidenses lo vincularon también a Al Qaeda; no hallaron evidencias, pero lo mantuvieron en Guantánamo como «demasiado peligroso para ser liberado». Finalmente, fue puesto en libertad en 2014 con otros cuatro prisioneros a cambio del soldado estadounidense Bowe Bergdahl y trasladado a Qatar

Mulá Jairulá Jairjá: Información y Cultura.

Jeque Maulaui Nurolá: Educación.

Mulá Mohammad Esa Akhund: Minas y Petróleo.

Abdulmanan Omar: Obras Públicas.

Jalilurahman Haqqani: Refugiados.

Mulá Mohammad Yunus Ajundzada: Rehabilitación Rural y Desarrollo.