GARA Euskal Herriko egunkaria
BALONCESTO - EUROLIGA

Ni el regreso del público corta la racha de derrotas

Saski Baskonia caía en los cuatro cuartos ante un Armani Milano que marcó la diferencia a golpe de triple.


SASKI BASKONIA 64

ARMANI MILANO 78


Pasarán los años, nos olvidaremos de la pandemia de la covid-19, vendrán otras calamidades, pero si hay deporte de alto nivel en Euskal Herria, el público seguirá apurando hasta último momento para entrar. Como el alacrán que pica a la rana antes de cruzar el río y se ahoga, es nuestra naturaleza. Pero eso será lo de menos si el espectáculo posterior vale la pena, a pesar de, como anoche perder ante un Armani Milano se llevó los cuatro cuartos.

Con todo, anoche se reunieron 7.487 espectadores, según cifras del propio Baskonia, en muchos casos por primera vez desde marzo de 2020. Ante un rival de campanillas, aplausos a Shavon Shields; pitos a Sergio Rodríguez; pitada de gala a Ettore Messina. ¿Quién da más?

El duelo fue entrando en calor poco a poco. Se ganó en solidez en cuanto al número de balones perdidos en el bando baskonista, pero la iniciativa de la primera mitad fue casi siempre del Armani Milano, con las ideas más claras y mucho más acertado desde la línea del triple.

Con todo, los 20 primeros minutos fueron parejos hasta que se pasó del empate a 26 al 30-38 del descanso, un rato en el que Saski Baskonia regaló balones de más, echó de menos a Giedraitis, y además, encajó una serie de triples muy dolorosos de la mano de Hall y Delaney.

El ambiente recién recuperado trataba de empujar a los de Dusko Ivanovic, pero estos no conseguían, al menos hasta el camino a los vestuarios, establecer su ritmo y salir de la tela de araña de su rival.

Cuestión de electricidad

No logró Saski Baskonia imponer nunca su juego y además se encontró con el desacierto más absoluto, sobre todo desde más allá de los 6,75 metros. Los gasteiztarras firmaron un paupérrimo 4 de 26 –dos de los triples con el pescado vendido–, por 12 de 27 del cuadro lombardo, arreglando un sinfín de ataques no tan buenos para los de Messina.

Un 33-47 adverso fue el primer aviso serio para los de Ivanovic, que tuvo que pedir tiempo muerto y buscar soluciones a partir del cortocircuito. Con el ritmo establecido en el plan de partido, Saski Baskonia se encontró con una inferioridad excesiva respecto de su rival. Sin electroshock no iba a haber remontada.

Lo probó Ivanovic usando a Fontecchio de falso ala-pívot y con minutos para Kurucs para buscar la presión defensiva. Ello sirvió para poder enjugar mínimamente la desventaja y entrar en el último cuarto 47-57. «Hamar puntu! Hamar minutu!», arengaba el speaker, pidiendo remontar un punto por minuto.

Sin embargo, Saski Baskonia sufría cada punto que encestaba, mientras que Armani Milano, sin hacer el partido del siglo pero con Shavon Shields –aplaudido por la afición y correspondido por él– y Delaney empeñados en dejar el partido visto para sentencia cuanto antes.

Una pequeña escaramuza entre Baldwin y Delaney encendió durante un momento al Buesa Arena, pero ello no apartó del camino ni al Armani Milano ni al partido. La renta lombarda alcanzó hasta una máxima de 16 puntos, 57-73, y en adelante el partido languideció para, en el retorno masivo del público rumiar la cuarta derrota seguida de Saski Baskonia.