Sumario 13/13, un juicio plagado de irregularidades

Con la lectura de las conclusiones de la Fiscalía, el juicio a los procesados en el sumario 13/13 se acerca a su fin. La principal novedad de la intervención del fiscal fue que retiró la acusación contra Julen Zelarain mientras la mantenía para el resto de encausados. Defend&bs;ió incluso que ETA no ha desaparecido para justificar una petición de penas desproporcionadas. Conviene subrayar que dedicó buena parte de su alegato a defender la validez de las pruebas presentadas, así como a justificar el procedimiento seguido, lo que resulta indicativo del gran número de irregularidades que se han cometido a lo largo del mismo y que la defensa puntualmente ha denunciado.

Desde los testimonios de tortura que padecieron algunas de las acusadas, pasando por las irregularidades durante el registro de los despachos de los abogados, hasta el hecho de que algunos procesados ya hayan sido juzgados por hechos análogos, el cúmulo de anomalías en este juicio es enorme. Para completar la conculcación de derechos de los acusados, el servicio de inteligencia español intervino en la investigaciones desde el principio, sin que hubiera un seguimiento judicial de sus actuaciones. No solo eso, sino que, además, en un alarde de prepotencia, el CNI se ha negado a desclasificar los documentos relacionados con la causa y rechazó que los agentes que intervinieron en la investigación declaren durante el juicio, algo que crea una situación de absoluta indefensión y da la medida exacta de la degradación del Estado de derecho.

Como en anteriores juicios políticos, cuando se trata de perseguir y, sobre todo, de castigar a la disidencia política, y en especial a la vasca, todo es lícito: conculcar los derechos de las personas acusadas, actuar sin control judicial, torturar para obtener autoinculpaciones... La verdadera razón de todos estos juicios no ha sido esclarecer la verdad sino castigar a la disidencia. Por todo ello, el único veredicto válido solo podrá ser la libre absolución.