Controles

L os países alpinos no son muy tímidos a la hora de explotar económicamente sus activos (nieve, montaña) y algunos, como Suiza, no escatiman infraestructuras en las montañas para un nuevo turismo no aficionado a los deportes de invierno: India, China, Corea… Otros como Nepal (o su gobierno) no van a la zaga a la hora de ordeñar el tema del Himalaya, con sus expediciones y trekings. He leído sobre el intento de promocionar en el oeste del país, zona de Rolpa, etc. el “turismo de guerra” habilitando itinerarios por las zonas de batallas habidas en la década de insurgencia armada maoísta. Quince años después del fin del conflicto armado la idea no parece despegar, con ya 500 millones de rupias gastados en el proyecto “del Maoísmo al Turismo”. Corrupción se llama la figura, a cargo de miembros de la antigua guerrilla ahora en el gobierno. Por aquí andamos con los Juegos Olímpicos de invierno solicitados por Cataluña, que sí, que no, con fuerte oposición, que incluso apunta entre sus valedores a figuras como Killian Jornet, Araceli Segarra, etc. todo ello en medio del guirigay del COP 26 de Glasgow del que no se espera gran cosa, fuera de una declaración final de buenas intenciones, que como dice el refrán de ellas está pavimentado el camino del infierno. Nuevas leyes afectando al ski alpino en Italia (para 2023) de lo cual lo más llamativo son los controles anti alcohol y demás drogas, a realizar in situ, en las pistas. ¡Uy, como lo hagan por aquí!