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BALONCESTO - EUROLIGA

El Real Madrid demuestra que Spahija tiene trabajo

Con el dominio del rebote y el triple, más la prepotencia de Heurtel, los de Laso avasallaron al Baskonia.


BITCI BASKONIA 60

REAL MADRID 88


Neven Spahija tuvo tres días para preparar el partido de anoche, pero el Real Madrid le demostró al técnico de Sibenik que le queda mucho trabajo por delante. En el plazo de un mes, el conjunto merengue volvió a pasearse por Zurbano, y si el 31 de octubre ganó por 65-83, ayer la paliza fue todavía mayor.

Con lo bien que empezó el partido, con Steven Enoch anotando los nueve primeros puntos del Baskonia, y lo rápido que se torció. Dirigidos por Abalde y con Causeur dándole la réplica en anotación al pívot baskonista, el Real Madrid no tardó en remontar, pasando del 9-5 al 14-25 con el que terminó el primer cuarto. Los de Pablo Laso ya desde buen inicio dominaban claramente el rebote y martilleaban a golpe de triple el aro gasteiztarra. Algo temible, pero nada anormal.

Pero siempre tiene que haber un pero, y el mate a la contra de Wade Baldwin para inaugurar el segundo asalto despertó la versión más infantil de Thomas Heurtel, y el base madridista se enzarzó con el mentado Baldwin y la grada del Buesa Arena en un rifirrafe que costó sendas antideportivas a los dos bases –Baldwin rozó la descalificante– y gestos fuera de lugar del base de Béziers, que a sus 32 años sigue tan infantil como el primer día.

Pero por mucho que gritara el Buesa Arena, por mucho que Fontecchio tuviera una buena racha en el tiro, el Real Madrid se marchó sin remisión. Rudy Fernández, convertido en alguien siempre odiado pero admirable en su ocaso físico, martilleó el aro gasteiztarra a golpe de triple, mientras que Llull y Williams-Goss hacían daño desde la segunda línea. Total, pese a los chispazos baskonistas, el duelo al descanso pintaba negro como el tizón: 34-53.

¿Y el carácter?

A pesar de que los pupilos de Neven Spahija recuperaran un par de buenos balones en el tercer período, se echó de menos algo más de determinación en el bando gasteiztarra. El acierto triplista del Real Madrid decayó drásticamente, pero la renta de los de Pablo Laso no padeció ninguna zozobra. Si acaso, después de un precioso «baile» de Enoch ante Tavares en el poste bajo, más una contra que finalizó Lamar Peters, Pablo Laso se vio obligado por primera vez a ser él quien parara el partido. Y eso que el marcador en esos momentos era de 42-59.

Tuvo que entrar Heurtel, junto con Poirier, para darle otro tirón a los merengues, con un parcial de 0-7, con dos canastas y una asistencia para el de Béziers que, maleducado o no, es un gran jugador. Solo faltaba que Hanga también se quisiera sumar a la fiesta, clavando un triple en carrera para finalizar el tercer asalto y dejar el partido, si no lo estaba ya, visto para sentencia con 47-71 en el marcador y todo un cuarto por disputarse.

Los diez últimos minutos del choque fueron muy complicados de digerir. Giedraitis al menos metió sus primeros puntos –ni eso consiguió Granger, el pobre–, logrando curiosamente que el Baskonia anotara la primera canasta en los cuatro cuartos, aunque perdió a su vez los cuatro asaltos.

Un robo de Heurtel a Baldwin, con la desgana del jugador norteamericano, provocó algún pito suelto, como los pitos mucho más compactos de «Indar Baskonia Hintxa Taldea», el base de Béziers. La garra de Kurucs en los segundos de la basura fue de lo poco destacable para los de Neven Spahija, el cual tiene mucho trabajo por delante para hacer un equipo competitivo.