GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

De la crisis hospitalaria al colapso ambulatorio


Es peligroso acercarse a la realidad a golpe de titular. La cantidad de casos de covid-19 podría llevarnos a la conclusión de que estamos peor que nunca, por lo que es urgente poner los datos en perspectiva. Baste un vistazo rápido a las cifras de la CAV –extrapolables al resto de territorios vascos– para ilustrarlo: la semana pasada se notificaron 11.010 casos, cifra nunca antes alcanzada. Hace un año, en el pico de enero, se registraron en una semana 7.639 casos. Aquella semana la ocupación hospitalaria alcanzó las 632 camas, cifra que en las UCI se elevó hasta 160. Hubo 97 fallecidos. La semana pasada, las camas ocupadas fueron 338, y en la UCI hubo un máximo de 91 personas. No sabremos cuantos fallecieron hasta mañana, pero la semana anterior fueron 22. En resumen, hay más casos, pero muchos menos ingresados, graves y fallecidos. La situación no es la deseable, pero es mucho mejor que la que teníamos hace un año, gracias sobre todo a las vacunas, ya que el resto de medidas de prevención, con permiso de la mascarilla, han desaparecido.

Dicho esto, si la situación hospitalaria es considerablemente mejor que en olas anteriores, ¿a qué se debe esta sensación de colapso generalizado? La respuesta está en la Atención Primaria. Es este primer frente contra la pandemia el que está colapsado. Pedir una cita se ha convertido en una odisea y el rastreo no da abasto, ni en Nafarroa ni en la CAV, donde ya se han pospuesto citas «no urgentes». Mientras, se siguen ignorando necesidades de cuidados como las derivadas de los confinamientos de menores. La magnitud de esta ola ha cogido a todo el mundo por sorpresa, pero su impacto hubiese sido muchísimo menor si los gobiernos de Gasteiz e Iruñea hubiesen hecho los deberes en cuanto al refuerzo de la Atención Primaria.

La paciencia colectiva está al límite, es lógico, pero el enfado necesita una agenda concreta para no abrazar salidas autoritarias o escapistas. La defensa de la salud pública necesita situarse, más que nunca, en primer plano.