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Tokayev lanza una purga y asegura tener el control sobre Kazajistán

El presidente de Kazajistán, Kasim Jomart Tokayev, aseguró ayer a su homólogo ruso, Vladimir Putin, tener el control sobre su país al tiempo que lanzaba una purga en las filas de los órganos de seguridad con acusaciones de alta traición mientras crecen las especulaciones sobre una lucha por el poder. Continúan las protestas antigubernamentales.


Las protestas antigubernamentales, cuyo origen hace una semana fue el incremento en el precio del gas licuado, pero rápidamente derivaron en una revuelta ante el hartazgo de buena parte de la ciudadanía por la corrupción y sus condiciones de vida, continuaron ayer, aunque con menor intensidad.

«La situación avanza hacia la estabilización», informó Kasim Jomart Tokayev a Vladimir Putin, en una conversación en la que intercambiaron opiniones sobre «las medidas para restaurar el orden en Kazajistán», según El Kremlin, y la situación en el país un día después de que el presidente de Kazajistán ordenara «tirar a matar» contra los participantes en las protestas y después de que la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderada por Rusia, enviara tropas para ayudar a contener las manifestaciones.

Tokayev destacó que, gracias al despliegue de fuerzas aliadas, el Gobierno pudo enviar refuerzos al epicentro de los disturbios, Almaty, ahora bajo estado de emergencia, para participar en la «operación antiterrorista».

El grueso de las tropas de la OTSC lo componen fuerzas aerotransportadas rusas, incluido brigadas de fuerzas especiales, que son transportadas en aviones Il-76 desde la región de Ivanovo, según señaló el Ministerio ruso de Defensa.

Según datos del Ministerio kazajo de Interior, al menos 40 personas han muerto y más de 4.400 han sido detenidas desde el comienzo de las protestas, que las autoridades achacan a «elementos terroristas bajo influencia extranjera».

Purgas en órganos de seguridad

Tras varios días de especulaciones sobre una lucha por el poder, ayer se informó de la detención por «alta traición» del exjefe del Comité de Seguridad Nacional (CSN, servicios sevcretos) Karim Masimov, destituido junto al resto del Gobierno el 5 de enero después de que los manifestantes penetraran en varios edificios del gobierno en Almaty, la capital económica.

Masimov, que ejerció los cargos de primer ministro y jefe de la Administración presidencial antes de asumir en 2016 la dirección del CSN, podría ser condenado a 15 años de cárcel.

El 6 de enero, Masimov asistió a la reunión del Consejo de Seguridad encabezada por Tokayev, tras lo que fue detenido.

El antiguo asesor presidencial, Ermujamet Ertisbaev, le acusó de ocultar durante años la existencia de campos de entrenamiento, donde dijo que se habría instruido a quienes están participando en los actuales disturbios. «Eso es un terrible crimen de Estado», declaró a la televisión pública.

Otros acusaban abiertamente a Masimov de organizar un «golpe de Estado» con la ayuda de «mercenarios» procedentes de Afganistán y Oriente Medio.

Tokayev también relevó al vicesecretario del Consejo de Seguridad, Azamat Abdimomunov, pero no al «número dos» del CSN, Samat Abish, sobrino del padre de la independencia de Kazajistán y verdadero poder en la sombra, Nursultán Nazarbayev, de 81 años.

Reaparición

Precisamente, Nazarbayev reapareció ayer con un llamamiento a apoyar a Tokayev, de quien fue predecesor y mentor.

«Elbasi (líder de la nación) se encuentra en Nursultán (capital kazaja). Mantiene diversas consultas y está en contacto directo con el presidente», aseguró Aidos Ukibai, su portavoz, a la agencia rusa Interfax, desmintiendo que se hubiera exiliado junto a varios miembros de su familia por motivos de seguridad como decían algunos rumores.

«Elbasi llama a todos a aunar esfuerzos en torno al presidente de Kazajistán para superar los actuales desafíos y garantizar la integridad de nuestro país», agregó.

Tras abandonar la Presidencia, Nazarbayev se mantuvo al frente del Consejo de Seguridad, cargo que abandonó el 5 de enero tras el estallido social.

Entre los lemas que coreaban estos días los manifestantes figura el ya tradicional «Shal, jet» (Viejo, vete).

Sus familiares, que han amasado una gran fortuna dentro y fuera del país, acusaron a las fuerzas de seguridad de organizar un golpe de Estado.