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TRAS LA APROBACIÓN «IN EXTREMIS» DE LA REFORMA LABORAL

UPN quiere fuera a Sayas y Adanero para cerrar su crisis interna

La Ejecutiva pidió a Carlos García Adanero y Sergio Sayas la entrega de sus actas. Si se niegan, UPN adelantó que los expulsará.


El panorama al que se enfrenta UPN tras la jornada de este jueves es complicado. La ruptura de la disciplina de voto de Sergio Sayas y Carlos García Adanero ha generado una auténtica tormenta política en el seno del partido que su presidente, Javier Esparza, quiso apagar ayer por la vía rápida a sabiendas de que no puede tolerar una insubordinación contra su figura, debilitada en el entorno interno.

La pugna entre los dos sectores del partido está abierta, y Esparza, en un intento de atajar la crisis, reunió ayer por la tarde a su Ejecutiva, que finalmente acordó pedir a Sayas y Adanero que entreguen sus actas de diputados y, de no ser así, iniciar los procedimientos necesarios para su expulsión de la formación ante la «grave indisciplina y el grave perjuicio para la imagen y respetabilidad de UPN».

La reunión finalizó con esa declaración aprobada por el Comité Ejecutivo, no sin antes dejar dos imágenes simbólicas. La primera, el retrato de Sayas y Adanero realizado por el artista callejero LKN, en el que los diputados aparecían recogiendo sus cosas frente a la sede de UPN. La segunda, la de una única simpatizante que sujetó a la entrada de la reunión un cartel en el que mostraba el apoyo a los diputados: «Habéis hecho lo correcto». Frente a ese letrero realizó declaraciones a los medios Adanero, que no quiso evaluar lo debatido, aunque reconoció a los periodistas que él fue el único miembro de la Ejecutiva de UPN que votó en contra de lo decidido en este órgano, formado por 16 personas elegidas en el congreso del partido y por 8 miembros natos.

Entre ellos, el expresidente de la formación y del Gobierno de Nafarroa, Miguel Sanz, que admitió que la actuación de los diputados díscolos dejaba «muy poco margen de maniobra a la Ejecutiva» de UPN.

A su llegada a la reunión, Adanero había explicado que espera que «se cumplan los estatutos y ya está», pero tanto la declaración de UPN como la magnitud de la deslealtad apuntan a que la decisión de los diputados en la votación del Congreso no quedará impune digan lo que digan los mismos.

De esta forma, parece que la crisis tendrá su continuación en el Consejo Político de hoy, constituido por 232 representantes, y del que forman parte los dos diputados rebeldes. Sayas dejó claro ayer que plantará cara hasta al final con declaraciones en las que afirmaba que hizo lo que «la inmensa mayoría de los votantes de UPN hubiese esperado que hiciéramos», y mensajes a través de Twitter en los que volvía a retar a su presidente: «Javier Esparza ha dejado de representar a los votantes de UPN».

Aparte de la crisis interna, y del daño causado a la imagen de UPN, «de incalculables consecuencias y repercusión», según la nota del propio partido, la actitud de los dos diputados arroja todavía más incertidumbre a la coyuntura en el Congreso. En el peor de los casos, Sayas y Adanero abandonarán la disciplina de UPN, pero mantendrán su escaño en Madrid, con lo que el partido perdería su representación en el Congreso español. Pero si dimiten también la perdería, porque los siguientes en la lista que presentó Navarra Suma son Cristina Sanz, del PP, y Sonia Pérez, de Ciudadanos.

El PSN intenta pasar página

Lo ocurrido el jueves en torno a la reforma laboral deja un escenario difícil para UPN, pero las aventuras de sus dos diputados díscolos han salpicado de lleno al PSN, que volvió a tragarse el enésimo sapo de Ferraz y, tras saltar por los aires el guion previsto, el ridículo alcanzó cotas preocupantes en el partido liderado por María Chivite.

Pero en el PSN afrontaron la resaca tal y como afrontó el jueves la «traición» de UPN, echando balones fuera e intentando pasar página de lo ocurrido. Tanto Chivite como el secretario de organización, Ramón Alzórriz, insistieron ayer en que «nosotros cumplimos, y UPN no».

«El acuerdo se rompió porque una parte no cumplió. El PSN cumplió con lo que tenía que cumplir», señaló la lehendakari de Nafarroa, mientras que Alzórriz agregó que «cuando negocias y acuerdas, lo que entiendes es que la otra parte va a cumplir».

No obstante, conscientes de que la maniobra del jueves deja secuelas en la confianza de sus socios habituales, ambos salieron a la palestra para afirmar que el PSN «sigue cómodo con los socios de Gobierno y mantiene el rumbo que inició al comienzo de la legislatura».

Ambos se hicieron eco de las declaraciones que horas antes había realizado su socia en el Ejecutivo de Nafarroa, Uxue Barkos, en las que instó a Chivite a que «enderece el rumbo» del PSN y pidió a la formación que cese «en el juego de la geometría variable» y en el de los pactos «por detrás de las sedes parlamentarias y los encuentros entre socios».