El nuevo informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), que fue presentado ayer, no deja lugar a dudas: las consecuencias del calentamiento global provocado por las actividades humanas no se limitan al futuro.

Sequías, inundaciones, canículas, incendios, inseguridad alimentaria, escasez de agua, enfermedades, subida de las aguas... Entre 3.300 y 3.600 millones de personas ya son «muy vulnerables» a este cambio, tal como subraya el “Resumen para quienes deciden”, negociado línea por línea, palabra por palabra, por los 195 Estados miembros de la ONU en una sesión a puerta cerrada que se extendió más de 24 horas sobre las dos semanas previstas.

Y esto es solo el principio. Si la humanidad no se decide muy pronto a reducir de manera drástica las emisiones de gases de efecto invernadero, deberá afrontar un diluvio de impactos inevitables y «a veces irreversibles» en las próximas décadas.

«He visto muchos informes científicos durante mi carrera, pero ninguno como este», valoró ayer el secretario general de la ONU, António Guterres, que lo describió como «un atlas del sufrimiento humano y una acusación que apunta al fallido liderazgo en materia climática».

El sufrimiento es aún más importante para las poblaciones más frágiles y los países «pobres», indica el IPCC, pero también afecta a los países «ricos», como lo recuerdan las terribles inundaciones en Alemania o los incendios devastadores en Estados Unidos que se registraron durante el año pasado.

Frente a ese dramático panorama, este informe no debería quedar eclipsado por la invasión rusa de Ucrania, advirtió ayer Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC que preparó el documento “Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad” y que fue aprobado este domingo por los representantes de 195 Estados. El calentamiento del planeta «nos persigue, ignorarlo no es una alternativa», declaró a AFP.

«Flotar o ahogarse todos»

La temperatura del planeta ha aumentado una media de +1,1°C desde la era preindustrial, mientras que con el Acuerdo de París se firmó en 2015 un compromiso para limitar el calentamiento bastante por debajo de +2°C.

Pero, en la primera parte de este informe –publicada en agosto pasado–, los expertos del IPCC estimaron que para 2030 –diez años antes de lo pensado– la temperatura alcanzaría ya el umbral de +1,5 °C. Hay una tercera parte, prevista para abril, sobre las soluciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El documento publicado ayer subraya que superar, aunque sea temporalmente, el umbral de +1,5°C causaría daños «irreversibles» en ecosistemas frágiles como los polos, las costas y las montañas, con efectos en cascada para las comunidades que viven ahí.

«La adaptación es crucial para nuestra supervivencia», reaccionó en un comunicado el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, que preside la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS). Brown instó a los países más desarrollados tecnológicamente a respectar su compromiso de aumentar la ayuda climática a los “países pobres”, en particular para permitirles prepararse para las catástrofes que anuncian.

Sobre este punto, el informe constata que, a pesar de algunos progresos, los esfuerzos de adaptación son en su mayoría «fragmentados, a pequeña escala», y que sin un cambio de estrategia, la brecha entre las necesidades y lo que hay que hacer podría acentuarse.

«A la luz de los compromisos actuales, las emisiones mundiales aumentarán casi un 14% en esta década. Será una catástrofe. Destruirá cualquier posibilidad de mantener vivo el objetivo de los 1,5ºC», indicó Guterres, señalando como «culpables» a los grandes países emisores.

«No olvidemos una cosa: estamos todos en el mismo barco», comentó, por su parte, el ex primer ministro de Tuvalu Enele Sopoaga. «O le permitimos flotar o nos hundimos y nos ahogamos todos», añadió el exdirigente de este estado insular del océano Pacífico.

La mitad de las especies podría extinguirse en el peor escenario

El escenario más «optimista» que contempla el informe del IPCC, con una subida media de la temperatura de solo 1,5 grados respecto a la era preindustrial, prevé una extinción de entre el 3% y el 14% de las especies que pueblan actualmente nuestro planeta.

En la peor posibilidad, con una subida promedio de 5 grados, la horquilla de extinción pasa a ser de entre el 3% y el 48%, de acuerdo con el análisis que el panel de expertos hace de los posibles efectos a largo plazo (entre 2041 y 2100).

Las especies endémicas, las que habitan en un único ámbito geográfico, están especialmente amenazadas: podría ser el fin de todas las especies de este tipo en pequeñas islas, del 84% en las de montaña, el 54% en los océanos y el 12% en los continentes.

El informe detecta ya cambios, algunos de ellos irreversibles, en los ecosistemas. Así, más de la mitad de las especies estudiadas han modificado su hábitat, ya sea alejándose del ecuador hacia los polos o trasladándose a una mayor altitud sobre el nivel del mar. Y las olas de calor extremo ya han producido las primeras extinciones. Ha sido el caso del falangero lemuroide, un pequeño mamífero australiano que desapareció tras la ola de calor de 2005, o, también en Australia, el melomys rubicola, un roedor nocturno dado por extinto en 2016.

Las actuales tendencias en el cambio climático, combinadas con otros factores, «producirán pérdidas y degradación en la mayoría de los bosques del planeta, arrecifes de coral y zonas húmedas costeras», señala también el informe.

El IPCC urge a la comunidad internacional a tomar medidas para frenar esta pérdida de biodiversidad como la recuperación de ecosistemas degradados y el incremento de la protección de reservas naturales.GARA