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Una Unión Europea dividida arranca una cumbre sobre la crisis energética


Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) dieron comienzo ayer en Bruselas a una cumbre sobre la crisis energética derivada de la invasión de Ucrania por parte de Rusia con la determinación de mantener la presión sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, para que dé marcha atrás en su ofensiva y con el líder estadounidense, Joe Biden, como invitado. Pero lo hicieron divididos sobre el endurecimiento de las sanciones a Moscú hasta el punto de afectar al sector energético ruso, del que varios de los socios comunitarios son fuertemente dependientes.

El encuentro buscaba escenificar la unidad de los Veintisiete y Washington frente a la agresión rusa. La posibilidad de que la UE adopte nuevas sanciones e incluso se decrete un posible embargo a las importaciones de combustibles fósiles rusos divide a los Estados miembros.

Al término de las citas previas de la OTAN y del G7, y antes del inicio de la cumbre de la UE, el canciller alemán, Olaf Scholz, insistió una vez más que un embargo a las importaciones de gas natural, carbón y petróleo de Rusia no formará parte del régimen de sanciones.

Afirmó que se trata de una decisión «consciente» debida a la dependencia de muchos estados europeos de dichas importaciones, pero defendió la eficacia del resto de «duras» sanciones impuestas contra Moscú.

Con Scholz se alinearon el primer ministro belga, el liberal Alexander de Croo, y su homólogo luxemburgués, el también liberal Xavier Bettel. «Las sanciones deben tener un impacto mayor en Rusia que del lado europeo, no estamos en guerra contra nosotros mismos», señaló De Croo al considerar que sería una forma de «debilitar de manera innecesaria» a los socios de la UE. Bettel apostó por adoptar nuevas sanciones de forma «gradual» y «en reacción a algo».

Por contra, la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin; el primer ministro de Letonia, Arturs Krisjanis Karins, y el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, se mostraron favorables a reforzar las sanciones incluso en el plano energético.

Gas licuado de EEUU

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un acuerdo con EEUU, que será formalizado por Joe Biden, en virtud del cual Washington aumentará el suministro de gas natural licuado a la UE con el que pretende ayudar a reducir la dependencia del suministro de combustibles fósiles de Moscú. Ambos presentarán hoy su «asociación energética».

A finales de enero, EEUU y la UE sellaron un acuerdo para garantizar el suministro energético al mercado comunitario ante la posibilidad de ruptura con Rusia en plena escalada de tensiones con Moscú.

En la misma cumbre, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, busca que la UE pacte medidas conjuntas que permitan rebajar de forma inmediata el precio de la luz, pero consciente de la dificultad de consensuarlas, reclama que haya al menos instrumentos específicos para el Estado español y Portugal. Pretende que se de libertad a cada país para que pueda limitar su coste.

Por otro lado, Biden aseguró que la escasez de alimentos «va a ser real» y que este es uno de los temas que tocó ayer con sus interlocutores en Bruselas. «El precio de las sanciones no va a ser solo sobre Rusia, va a ser sobre muchos países, incluyendo los países europeos y nuestro país también», apuntó.