Visibilizar el sesgo de género en la salud mental

El estudio “Análisis de la asistencia de Urgencias de Psiquiatría y Salud Mental desde una perspectiva de género”, promovido por Emakunde, ofrece una perspectiva rigurosa y fundamentada sobre cómo funcionan los sesgos de género en nuestro sistema sanitario, en concreto en el área de la salud mental. Entre otras cuestiones, la investigación aclara que en los trastornos mentales comunes y de personalidad el perfil es mayoritariamente femenino, mientras que en el trastorno por abuso de sustancias el perfil es muy masculino. En ambos terrenos operan los mandatos y los sesgos de género, lo que provoca un infradiagnóstico e infratratamiento. Es decir, hay más mujeres de las que se identifican que sufren enfermedades mentales por abuso de sustancias –y también más hombres de los que se diagnostican que sufren depresión–. En el caso de las mujeres, estas tienen menos probabilidades que los hombres de que se les solicite una prueba diagnóstica complementaria, y a su vez se les prescriben más ansiolíticos y antidepresivos.

Este trabajo es muy relevante, porque ayuda a identificar y documentar algunos mecanismos a través de los cuales se reproduce el sistema heteropatriarcal. Lo hace en un ámbito, la salud mental, en el que los mandatos de género y los sesgos juegan un papel central. El estudio incide en las brechas en los niveles de renta, las responsabilidades en los cuidados, la tasa de desempleo, la exclusión social, la violencia sufrida… Son factores materiales determinantes para los que no hay pastillas mágicas.

Por ello esta investigación expone claramente que hay que implementar la perspectiva de género en toda la cadena asistencial y médica, favoreciendo una concepción de la salud que no se limite a la medicación, sino que atienda al resto de causas, tanto materiales como simbólicas, por las que las mujeres son discriminadas. Este estudio sí es un buen diagnóstico, y plantea terapias adecuadas en forma de políticas públicas feministas.