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Macron y Le Pen arrecian sus ataques con la mirada puesta en el debate

Los dos candidatos al Elíseo, Emmanuel Macron y Marine Le Pen, afrontan la recta final hacia la segunda vuelta intensificando los ataques mutuos en una semana en la que la clave será el debate televisado de mañana. La líder ultraderechista afronta una nueva acusación de malversación de fondos por parte de la UE.


El presidente y candidato a la reelección, Emmanuel Macron, y la líder de la extrema derecha y presidenciable por tercera vez, Marine Le Pen, se atacaron directamente tratando de desestabilizar al rival con la mirada puesta en el ansiado debate de mañana, que puede ser clave para inclinar la balanza en uno u otro sentido.

Macron, ganador de la primera vuelta, parte a priori como favorito, pero las distancias no son insalvables. Los datos varían en función de los sondeos, aunque una encuesta elaborada por Ipsos y publicada el domingo situaba su ventaja sobre Le Pen en torno a once puntos porcentuales. Sin embargo, el presidente saliente no es inmune a un paso en falso o una gran movilización de los anti-Macron. Y la fuerte abstención prevista añade más incertidumbre.

Macron optó por un perfil bajo en las semanas previas a la primera vuelta, pero en esta segunda fase no ha escatimado críticas contra su rival directa, con la que ya se enfrentó en 2017. El objetivo pasa por movilizar al electorado frente a la amenaza que, a su juicio, representa la extrema derecha. Ayer comparó a Le Pen con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, y le acusó de querer reformar la Constitución a cualquier precio. También aseguró que «se esconde» de los ciudadanos.

Un dirigente del partido de Le Pen, Rassemblement National (RN), reconoció a Franceinfo que la meta de la candidata es «tranquilizar» al electorado, para lo cual será clave el cara a cara televisado de mañana. «Lleva cinco años preparándose», aseguran desde su entorno. De hecho, Le Pen ha reducido su actividad pública para evitar llegar quemada al debate de mañana. En 2017 admitió que cometió «errores estratégicos».

Ayer denunció un montaje con la filtración de un nuevo informe del servicio antifraude de la Unión Europea (OLAF), en el que se le acusa de malversación de fondos que recibió en tanto que eurodiputada y se le reclama que devuelva 137.000 euros. «Estoy acostumbrada a las trampas de la Unión Europea», señaló antes de negar las acusaciones.

No es la primera vez que el OLAF le pone en el disparadero. En 2018, fue imputada por malversación de fondos públicos por utilizar el dinero que recibía del Parlamento Europeo para pagar a asistentes que supuestamente no se dedicaban a labores en relación con su actividad en la Eurocámara. Entonces se le exigió el reembolso de 339.000 euros.

La Fiscalía de París confirmó que el 11 de marzo recibió ese informe que señala que los hechos son susceptibles de la apertura de un procedimiento por estafa, falsificación, desfalco o malversación de fondos.