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Escoria


Miles de hinchas británicos, sin entrada o con entradas falsas forzaron las entradas, violentando en ocasiones a los empleados». Son las palabras del ministro de Interior intentando explicar las imágenes de la policía antidisturbios francesa asaltando a porrazos y gas lacrimógeno a los seguidores del Liverpool en las inmediaciones del estadio durante la final de la Champions. En un contexto de elecciones legislativas, la extrema derecha ha olido a sangre, clamando «una humillación mundial» para Francia, con un ministro, según Marine Le Pen, «incapaz de mantener el orden frente a la escoria», un término usado también por el jefe de Reconquista, el ultra Eric Zemmour: «las escorias saltas las barreras y agreden». En realidad, quien lo popularizó en su día en su etapa de presidente de la República fue Nicolas Sarkozy cuando abogaba por sacar la Karcher a las calles. Henri Guaino, quien fuera su consejero, reflexionó ayer mismo que lo del sábado es en realidad un reflejo de nuestra sociedad, «una violencia que se acrecienta y Occidente, siempre presto a dar lecciones al mundo entero, dando la imagen de las sociedades que se fracturan». Y de esas fracturas se alimenta la extrema derecha. Si la del sábado fuera francesa, tanto Le Pen, como Zemmour estarían ahora mismo pidiendo su voto a esa misma gente que ellos llaman escoria.