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AZKEN PUNTUA

Fuegos


La naturaleza, tan hermosa como temible, ha dado fuego a las tierras navarras, demasiado secas cuando llegaron, mano a mano, la ola de calor y un viento endiablado. Fuera de control, saltando de foco en foco, de zona en zona, por sierras y campos, los incendios van dejándonos un paisaje desolador de pueblos evacuados, familias angustiadas, tierra calcinada y cosechas perdidas. También de tractoristas que corren de un sitio a otro, jugándose la piel, para abrir cortafuegos; de personas que arriman el hombro a las llamas con mangueras, cuando las hay, y con pozales cuando no; de vecinos y vecinas que abren sus casas a quienes han tenido que abandonar las suyas. Entre el humo, el temor y la tristeza, sin convocatorias, ni lemas, ni campañas, se abren paso la solidaridad, la generosidad y la responsabilidad.

Andalucía también se ha chamuscado. No ha habido izquierda capaz de abrir cortafuegos al avance de la derecha. Triste, absurdo y hasta obsceno el triunfo electoral de la corrupción; esa invitación a disfrutarla con todos los gastos pagados. La factura, que será elevada, la pagarán, a partes iguales, los que no les han votado y los que sí. Porque la derecha será mayoría, pero los privilegios permanecen en cotos cerrados. La diferencia es que unos se lo merecen, que voto a voto se lo han buscado, y otros no.