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EDITORIALA

Las apariencias cuestan vidas en el tajo


El lunes falleció un trabajador al caer de un andamio en una obra en Errenteria. Horas después, de madrugada, un camión volcó en Elgoibar. En el accidente murió el copiloto y el conductor resultó herido. Dos trabajadores muertos y otro más malherido en un mismo día. En lo que va de año ya han fallecido 49 personas en sus puestos de trabajo en Euskal Herria. Unas cifras tremendas que no hacen más que corroborar que ir a trabajar es una actividad de alto riesgo en este país.

Desde el punto de vista de la seguridad laboral, resulta especialmente preocupante el elevado número de accidentes que se producen en trabajos en altura. Nueve de los 49 trabajadores muertos este año, casi el 20%, han sido como consecuencia de caídas. Algo falla estrepitosamente cuando se trata de labores que se realizan por encima del suelo. El accidente de Errenteria, por ejemplo, se debió a que el montacargas del andamio carecía de protecciones interiores, mientras las exteriores estaban colocadas de acuerdo con la normativa. Es posible que esa sea la peligrosa situación habitual: que se aparente que se implementan las medidas de prevención aunque luego en la práctica todo sea un simulacro. Una situación que, como los sindicatos señalaron ayer, se da porque ni empresas ni empresarios se toman en serio las normas de prevención, pero también por la ausencia de inspecciones de trabajo que obliguen a que la prevención laboral no sea un mero trámite, sino una parte intrínseca al proceso de trabajo. Y esa es una obligación que recae en el haber de Osalan y que debería ejercer con diligencia: hay muchas vidas en juego.

En este contexto, Lakua anunció que organizará el año que viene en Bilbo el congreso de Occupational Risk Prevention coincidiendo con el 30 aniversario de Osalan. Ese anuncio es la muestra más fehaciente de que la política de prevención de riesgos laborales en este país se reviste de apariencias. Bienvenidos sean los congresos, siempre que se celebren aquí porque las autoridades competentes han cumplido con sus quehaceres y el país es un modelo para el mundo, algo que desde luego no ocurre en materia seguridad y salud laboral.