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Bolsonaro quiere al Ejército como árbitro de las próximas elecciones

El presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, defiende un papel de árbitro para las Fuerzas Armadas en las elecciones, pero pese a sus esfuerzos de alinear a los militares, los expertos descartan toda maniobra antidemocrática proveniente de los cuarteles.

Bolsonaro, durante el desfile militar del miércoles. (Evaristo SA | AFP)

El ultraderechista Jair Bolsonaro, nostálgico de la última dictadura en Brasil, culminará su mandato habiendo intentado convertir a las Fuerzas Armadas en un soporte político de su Gobierno, señala Carlos Fico, profesor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, especializado en historia militar. Y cita que más de 6.000 militares activos o retirados fueron nombrados en la Administración, con el mayor grado para el general de reserva Hamilton Mourao, su vicepresidente.

Para las elecciones del 2 de octubre, en las que intentará su reelección frente el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las encuestas, llevó esa voluntad al extremo, al buscar alinear al Ejército en su desafío al voto electrónico, cuya fiabilidad cuestiona.

Las Fuerzas Armadas han sido invitadas por el Tribunal Superior Electoral a participar en una Comisión de Transparencia de las Elecciones (CTE).

«Tienen su responsabilidad, su credibilidad y no van a ser decorativas. Van a hacer lo correcto», lanzó Bolsonaro.

Los nueve militares de la CTE presentaron casi un centenar de cuestionamientos sobre la vulnerabilidad de las urnas electrónicas, asumiendo la tesis del presidente. El Tribunal las tildó de «opiniones» y negó la existencia, citada por los militares, de una «sala oscura» de recuento de votos.

Brasil adoptó el voto electrónico en 1996 y nunca se probó fraude. Políticos y observadores se preguntan por la actitud de los militares si Bolsonaro rechaza los resultados.

«Opiniones inconsecuentes»

El general de reserva Maynard Santa Rosa, exsecretario de Asuntos Estratégicos de Bolsonaro, niega el «papel moderador» que éste atribuye a las Fuerzas Armadas y es taxativo sobre el compromiso de los militares frente a una eventual maniobra antidemocrática. «Son opiniones inconsecuentes. No existe la menor posibilidad de que (el Ejército) tenga un papel fuera del que está escrito en la Constitución», dice a AFP. «Los generales en el Gobierno ocupan cargos políticos y tienen ese enfoque no militar», pero el «profesionalismo» en los cuarteles anularía cualquier posibilidad de desobediencia constitucional, asegura.

Fico coincide con él en que son militares «sin comando de tropas». «No existe ningún movimiento generalizado de militares en activo preocupados por verificar las urnas», explica, y señala a la Policía, «muy influenciada por el bolsonarismo», como un sujeto potencialmente más plausible de provocar un tumulto.