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CRÍTICA: «LOS XEY, UNA HISTORIA DE PELÍCULA»

El sexteto donostiarra que no pudo llamarse Sei


Es mucho más que un documental musical al uso, por lo que tiene de antropología cultural sobre el mundo del entretenimiento como evasión en la posguerra franquista. Un periodo histórico en el que divertirse dentro de los estrictos márgenes de la rígida moral ultracatólica era toda una odisea, y los Xey fueron capaces de alegrar los corazones de nuestros padres, madres, abuelos y abuleas, incluso lograron salir al mundo y volver para poder contarlo. Cómo sería la cosa que para cumplir con la legislación entonces vigente tuvieron que inscribirse en el registro civil como Agrupación Músical Xey de Eduación y Descanso. Menos mal que se impuso artísticamente la denominación Xey, y no por un error ortográfico, sino porque la censura lingüística no permitia utilizar el nombre en euskera de Sei.

Al hacer memoria, el contexto político no logra reprimir el humor contagioso y liberador que acompañaba a la divertida puesta en escena de aquellas canciones populares que han desafiado al paso del tiempo en las voces de estos recordados supervivientes republicanos. Es importante que la gente ponga rostro a quienes le legaron todo eso que se canta de manera espontánea alrededor de una mesa, por más que alguien quisiera enredar el asunto de los derechos de autor de un himno festivo de dominio público como lo es el “Buen menú”. Y no hay que olvidar que, aparte de los discos en 45RPM de portadas descoloridas de nuestras casas, las generaciones posteriores los descubrimos gracias al cine. Ya son míticas sus imágenes en “Historias de la radio” (1955), que tenían la magia de mostrar al oyente radiofónico lo que no se veía.