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EL AGUA

El río de la vida


Siguiendo la estela de sus cortos “Pueblo” y “Los que desean”, Elena López Riera ha apostado por un paisaje tan cercano para ella como es Orihuela y sus gentes para debutar en formato largo con un largometraje sustentado en una fuerte carga simbólica y que guarda ciertos puntos de contacto con “Alcarrás”. En su esencia, de “El agua” emana algo atávico y mitológico que se traduce en la relación que se establece entre tres generaciones de mujeres -abuela, madre e hija- que viven alejadas de todo aquel que las señala como malditas. En un entorno solitario, ubicado entre las huertas de Orihuela y que han hecho propio, transcurren las jornadas de una comunidad matriarcal sellada por un lazo místico que mantienen con el río, cuyo espíritu siempre las acecha y les recuerda que en cuanto tengan contacto con él las arrastrará lejos, fluyendo en plena comunión con la naturaleza que siempre se muestra insensible e implacable en su trato con los humanos.

Diálogos naturales

A través de diálogos muy naturales, la directora alicantina teje un fascinante cuento resuelto mediante imágenes hipnóticas y personajes que parecen surgidos de las mismas entrañas de una tierra ingrata pero a la que aman apasionadamente.

Un bucle constante de emociones y poesía que se dan cita en un filme tan arriesgado como sorprendente y que tiene en la magnífica y muy compleja interpretación de la también debutante Luna Pamiés una de sus grandes virtudes. A ella le ha correspondido dotar de sentido y sensibilidad el espíritu de un poema fuertemente arraigado en la realidad de un entorno de miradas hostiles y la propia naturaleza, determinada por una catarsis final.