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CRÍTICA: «MEMORIAS DE PARÍS»

El diamante en el trauma


Auna amiga que ha sufrido un trauma reciente le recomendé esta película, por si podía ayudarle en algo. Y me dijo que sí, que le había venido muy bien. Se puede creer en el poder terapéutico del cine, o más bien en que nos ofrece siempre otra mirada sobre la realidad distinta de la que teníamos, y por tanto enriquecedora. Alice Winocour trabaja en “Reovir Paris” (2022) sobre lo que en psicología se denomina “el diamante en el trauma”, que consiste en encontrar en medio de la tragedia elementos que nos permitan extraer una lectura positiva de unos hechos por sí mismos muy negativos. El recuerdo diamantino al que se aferra la protagonista es la mano amiga de una persona negra a la que se cogió fuertemente durante el tiroteo sufrido en un bistró, ocurrido en paralelo al resto de atentados de la noche del Bataclan.

Todo fue casual, todo fue fortuito. Su pareja se había tenido que ausentar por trabajo y ella cogió su moto para irse también del lugar de la cita, pero un chaparrón repentino le obligó de camino a refugiarse en otro local. Sobrevivió a los disparos, y en su mente las imágenes se tornan confusas, sin poder asimilarlas. Para recomponer el deslabazado puzzle regresa al restaurante, y allí se encuentra con una asociación de víctimas que también revisitan el escenario.

Esa relectura de los acontecimientos posibilita, entre otras cosas, descubrir aspectos que no suelen aparecer en las noticias, como que hubo personas que estuvieron allí pero no figuraban en la lista de supervivientes, debido a que eran inmigrantes ilegales. En la hostelería parisina resulta que es habitual la contratación de “sin papeles”.