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Kosovo cierra el principal paso fronterizo con Serbia

Kosovo cerró el principal paso fronterizo con Serbia, bloqueado por barricadas de serbokosovares, en un conflicto que va creciendo en tensión. Estados Unidos, la UE y la fuerza de la OTAN (KFOR) pidieron a Pristina y Belgrado que calmen la escalada.

Peatones, junto a una barricada en Mitrovica, en el norte de Kosovo. (Armend NIMANI | AFP)

Kosovo cerró ayer su principal puesto fronterizo con Serbia en Merdare después de que serbokosovares levantaran barricadas, con camiones y tractores en la carretera que conduce allí, en protesta por la detención de un expolicía serbio, en el último episodio de una de las peores crisis de los últimos años.

Un tribunal de Pristina ordenó que el expolicía detenido sea puesto bajo arresto domiciliario, pero el conflicto va más allá y los serbokosovares denuncian una creciente política discriminatoria por parte del Gobierno kosovar.

La Policía kosovar pidió utilizar los demás puestos fronterizos aunque los pasos de Jarinje, Brnjak y Metojia siguen bloqueados con barricadas. Pristina también pidió a las fuerzas de la OTAN (KFOR) que los despeje.

EEUU y la UE pidieron una «desescalada incondicional». «Hacemos un llamado a todos para que ejerzan la máxima moderación», señalaron en una declaración conjunta.

«Cualquier forma de violencia es inaceptable y no será tolerada», insistieron, señalando que trabajan con el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, y con el primer ministro, kosovar, Albin Kurti, para calmar las tensiones.

La KFOR, sobre la que recaen estas competencias de seguridad, ha aumentado su presencia en la zona y también pidió al Gobierno kosovar y a la minoría serbia que dialoguen para evitar que la tensión empeore.

La primera ministra serbia, Ana Brnabic, estimó que la situación estaba «al borde del conflicto armado» y Belgrado puso a su Ejército en «alerta máxima». El ministro de Defensa serbio, Milos Vucevic, defendió, por su parte, que bloquear las carreteras es un medio de protesta democrático y pacífico. Por el contrario, el Gobierno alemán criticó la «muy mala señal» que da la presencia militar serbia reforzada en la frontera y la «retórica nacionalista» de Serbia.

Rusia, en cambio, reafirmó su apoyo a Belgrado. El Kremlin indicó que «es natural que Serbia reaccione con dureza cuando se violan los derechos de los serbios, que viven en condiciones tan difíciles».