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Los creadores muestran su cautela ante el Estatuto del Artista

Adriana Moscoso, directora general de Industrias Culturales del Gobierno español, acudió ayer a Donostia a informar de la situación del Estatuto del Artista. Los profesionales del sector de la cultura presentes en el acto consideran un avance el hecho de que los tengan en cuenta, aunque quieren ver su puesta en práctica antes de realizar una valoración en profundidad. Al mismo tiempo, reconocen estar viviendo tiempos difíciles.

Movilización protagonizada en la pandemia por los técnicos de espectáculos culturales. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Un centenar de artistas y profesionales culturales estuvo presente en la comparecencia de Adriana Moscoso. El Estatuto del Artista parte del acuerdo alcanzado por unanimidad -«como pocas veces», recalcó Moscoso- el 6 de septiembre de 2018. Pretende poner solución a la precariedad, la inestabilidad y la desproteccion legal vividas en el sector.

Moscoso recalcó las políticas de transversalidad aplicadas. «La Comision Interministerial creada está siendo indispensable, ya que ninguna medida aprobada es competencia del departamento de Cultura», afirmó. «Hemos conseguido plantear respeto y admiración por el sector. Es un proceso dinámico en permanente avance y negociación. El camino a recorrer juntos, Gobierno y sector, es largo», indicó a continuación.

Reconoció que fue tras la pandemia cuando «quedó patente la necesidad de acometer el mandato de 2018». También vieron la importancia de incorporar a una parte olvidada del sector, la de los técnicos, protagonistas de diversas movilizaciones en Euskal Herria en denuncia por su situación de “alerta roja”.

Tras un primer paquete de medidas aprobado en mayo de 2022, se dio luz verde a nuevas medidas en enero de este año. Una de las cuestiones más relevantes es la prestación por desempleo. Rebaja a la mitad los requisitos de días cotizados para que artistas y técnicos puedan acceder al subsidio. La adaptación de la prestación del paro a la intermitencia era una reclamación de los trabajadores culturales de Hego Euskal Herria. Los artistas y técnicos de Ipar Euskal Herria cuentan con ello desde hace años. Además, se prevé la cotización de artistas autónomos con ingresos bajos, algo aplaudido, aunque el sector considera que una cuota mensual de 161 euros es excesiva.

A la espera

Fernando Bernués, director de teatro y fundador de la compañía Tanttaka, mostró su cautela tras la intervención de Moscoso. «Ya veremos cómo afectan las medidas concretas. Escuchar cifras de un paro de entre 400-500 euros, que casi no está a la altura del RGI, es una noticia relativamente buena. Sí es cierto que hasta ahora era muy difícil tener la suficiente cotización para poder cobrar el desempleo. Y no deja de ser una buena noticia el encuentro de muchos departamentos ministeriales reflexionando sobre el sector cultural y relacionándose con el sector».

Aiert Beobide, director de la compañía de danza Haatik, lo considera un avance. «Nos empiezan a tener en cuenta como profesión y motor económico. Pero está por ver cómo se plasmará. No es una ley como tal, sino un Estatuto compuestos por diversas leyes y planes. Hay que llevar a la práctica todo esto. Las condiciones que tienen que ver con la intermitencia se han quedado cortas con respecto a otros países, pero este primer paso es de agradecer».

Gari Otamendi, miembro de la asociación Dantzan, se lamenta de las dificultades que tienen los grupos de danza para gestionar la actividad económica generada: «Tienen muchos problemas para facturar cualquier actividad, dado que no son empresas ni trabajadores autónomos».

El músico y cantante Mikel Markez también compartió su reflexión con GARA. «Muchos creadores no están en disposición de dedicarse a una actividad al 100%; necesita poner dos o tres sartenes al fuego, y eso dificulta todo esto».

El escultor Koldobika Jauregi tampoco se atreve a valorar las medidas anunciadas. «Tenemos muchos problemas en el día a día en relación a la propiedad intelectual. Además, por la pandemia muchos artistas no han podido hacer frente al alquiler de su estudio y numerosas galerías han echado la persiana; si algún joven artista me pide algún consejo, le digo que se vaya fuera, que no se quede aquí», confesó.