GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

Lección de prepotencia de Josu Jon Imaz


Repsol presentó ayer los resultados financieros de 2022. Entre los aspectos más relevantes destaca que ganó 4.251 millones de euros, nada menos que un 70% más que el año anterior. Además, las ventas le permitieron también amortizar el 61% de la deuda de la compañía, lo que indica que el oligopolio energético obtuvo unos ingresos estratosféricos. Tampoco es extraño si se tiene en cuenta que el margen de los productos refinados pasó de ser 2,6 dólares por barril en 2021 a alcanzar los 15,6 dólares el año pasado, de modo que solo las ganancias del refino se multiplicaron seis veces.

En vez de explicar por qué esos enormes márgenes que Repsol obtuvo con el refinado del petróleo no se destinaron a bajar el precio de los carburantes, el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, aprovechó el aura de empresario de éxito que da presentar unos números redondos para cargar contra el impuesto a los beneficios extraordinarios que ha establecido el Gobierno español. Y son precisamente esos enormes beneficios que no se destinan a bajar el coste de los carburantes y beneficiar a la gente corriente con precios asequibles lo que justifica que el Gobierno haya decidido gravar esas ganancias extra. A lo que habría que añadir que los precios no bajan porque Repsol, como heredera de un monopolio estatal, tiene poder suficiente para condicionar los precios en el mercado de los carburantes. De hecho, en la actualidad está siendo investigada por la CNMC por manipular el mercado.

Además de no explicar nada, Imaz decidió atribuir los buenos resultados a su virtuosa gestión y los deméritos, especialmente los altos precios, al Gobierno y a la UE con sus -a su juicio- malas decisiones sobre transición energética. De alguna manera tenía que justificar su enorme sueldo, que subió otro 3,5% en 2022 hasta alcanzar los 4,13 millones anuales. En cualquier caso, nada hay de extraordinario en su gestión del antiguo monopolio estatal, pero mucho en esa actitud prepotente y soberbia que lleva Josu Jon Imaz a querer impartir lecciones sobre el interés público y el bien común. Las lecciones, mejor con hechos: que baje el precio de los carburantes.