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Rusia lanza otro bombardeo masivo en Ucrania a la vez que cerca Bajmut

El mayor ataque ruso con misiles y drones sobre Ucrania de las últimas semanas alcanzó diez regiones del país y mató a nueve personas. Rusia golpeó de nuevo la infraestructura energética en respuesta a la incursión de un grupo de saboteadores en su territorio, a la vez que intenta debilitar las capacidades de Kiev ante la resistencia en Bajmut.

Policías retiran un cuerpo de entre los restos de una vivienda en Velika Vilshanitsia, cerca de Leópolis, tras el bombardeo. (Yuri DIACHISIN | AFP)

Después de 25 días sin ataques masivos con misiles a la infraestructura energética ucraniana, el mayor bombardeo en semanas mató ayer a al menos nueve personas y volvió a dejar a parte de la población sin energía, así como, temporalmente, la planta de energía nuclear de Zaporiyia.

Pocas horas después, el operador eléctrico ucraniano Ukrenergo anunció el restablecimiento del suministro eléctrico a esta planta, descartando el riesgo de un incidente nuclear.

Los misiles y drones rusos, lanzados tanto desde aviones como desde buques situados en los mares Negro, Azov y Caspio, alcanzaron diez regiones del país, de este a oeste, incluida su capital, Kiev.

Los bombardeos mataron a al menos cinco personas en la región de Leópolis (oeste), donde un misil cayó en una zona residencial, y a otro civil en Dnipropetrovsk (sureste).

En la región sureña de Jerson, controlada parcialmente por los rusos, los bombardeos se cobraron la vida de tres personas.

En Kiev resultaron heridas dos personas y dañadas infraestructuras, inmobiliario urbano y bloques de viviendas. El 40% de las viviendas se quedó sin calefacción.

Igualmente, Jarkov se quedó sin luz, agua y calefacción tras la caída de once misiles. También fueron alcanzadas Mykolaiv (sur) y Odessa (mar Negro).

Según el Ejército ucraniano, su defensa antiaérea derribó 34 de los 81 misiles lanzados por Moscú y cuatro drones explosivos Shahed de fabricación iraní. Pero Rusia utilizó también seis misiles hipersónicos Kinjal, ninguno de los cuales pudo ser derribado. Los Kinjal tienen un alcance de más de 2.000 kilómetros y una velocidad diez veces mayor que el sonido.&discReturn;

Rusia calificó los ataques como una represalia por la incursión en su territorio el 2 de marzo por parte de saboteadores ucranianos en la región de Briansk. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, los tildó de «tácticas miserables» de Moscú.

Rusia ha bombardeado regularmente durante el invierno las instalaciones de energía de Ucrania, dejando a millones de personas sin suministro de luz y calefacción, pero estos ataques se habían vuelto menos frecuentes últimamente. A la vez, con estos ataques masivos, Moscú intenta dificultar la logística militar ucraniana en el frente del este, sobre todo en un momento en el que el avance ruso en Bajmut, la principal batalla en el frente del Donbass, se produce muy lentamente.

Ganar tiempo en Bajmut

Tras anunciar la víspera la toma de la parte este de la ciudad, el jefe de la organización paramilitar rusa Wagner, Evgeny Prigojin, anunció ayer la toma la pequeña aldea de Dubovo-Vassylivka. Los combates se producen calle por calle y las rutas de suministro y de una eventual retirada de los ucranianos se han reducido a una sola vía.

Pese a que el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, admitió que Bajmut puede caer «en los próximos días», los mandos militares de Kiev siguen reforzando sus posiciones, manteniendo la táctica de desgastar a las fuerzas rusas en una sangrienta carnicería para ambos bandos.

Oleksandr Syrskyi, comandante de las Fuerzas Terrestres de Ucrania, afirmó que «cada día que defendemos la ciudad nos permite ganar tiempo para preparar reservas y preparar futuras operaciones ofensivas». Kiev asegura que las fuerzas rusas están perdiendo miles de combatientes, entre ellos los más preparados, las unidades del grupo Wagner.

En una conversación telefónica, los mandos militares estadounidenses y ucranianos, entre ellos el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, y el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, analizaron ayer nuevas acciones en el frente de Bajmut.

Ucrania intenta, además, ganar tiempo mientras prepara una ofensiva tras acumular los últimos arsenales recibidos por parte de Occidente, buena parte aún por llegar.

Otra cuestión es si la toma de Bajmut supone un punto de inflexión en la guerra. Para la OTAN, apenas tiene más relevancia que la simbólica, pero Kiev insiste en subrayar que abrirá a Rusia las puertas a otras ciudades ucranianas.

Turquía estima insuficientes las cesiones de Suecia

Turquía reconoció «avances» en los pasos dados por Suecia y Finlandia para atender sus demandas contra activistas y refugiados kurdos, «pero no es suficiente», según señaló el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, en Bruselas. Tras la reunión entre representantes turcos, suecos y finlandeses, Ankara sigue reclamando «pasos para impedir actividades de financiación y la propaganda del terrorismo» para desbloquear el ingreso de los nórdicos en la OTAN y espera, sobre todo, la nueva ley sueca «antiterrorista» que entrará en vigor el 1 de junio. Simultáneamente a la reunión, el Gobierno sueco presentó ante el Parlamento la moción para endurecer las leyes «antiterroristas» con el fin de criminalizar acciones de colaboración con «grupos terroristas» que el Consejo Legislativo, un órgano consultivo, criticó por la imprecisión con que recoge estos delitos.GARA