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EDITORIALA

Kutxabank, a la cabeza de las malas prácticas


El Instituto Vasco de Consumo, Kontsumobide, acaba de multar a Kutxabank por una sanción grave con 123.000 euros. La sanción incluye la obligación de dar publicidad a la multa recibida. Varias son las prácticas abusivas contra los derechos de las personas consumidoras sancionadas, entre las que destaca que Kutxabank no permitía realizar pagos en efectivo en sus sucursales. De este modo, Kontsumobide ha atendido las quejas de varios particulares y de la asociación de Consumidores EKA/ACUV.

Se trata de una nueva sanción que se suma al fallo del Tribunal Supremo de mayo de 2022 donde ratificaba varias sentencias previas que consideraban que el cobro de comisiones por realizar ingresos en metálico era una práctica abusiva. Todas estas prácticas forman parte de una misma estrategia que Kutxabank puso en marcha cuando dejó de ser una caja de ahorros para convertirse en un banco y que, básicamente, consiste en expulsar de las oficinas a sus clientes, la mayoría de los cuales son personas mayores, para de ese modo poder cerrarlas y así recortar plantilla. Hasta tal punto ha sido consecuente en su estrategia que, además de los clientes, los trabajadores también se han rebelado, y el pasado 24 de febrero todos los sindicatos con representación en el banco convocaron una huelga, algo inédito en Kutxabank, para denunciar las «brutales» presiones que sufren. Los enormes beneficios que obtuvo en 2022 -330,5 millones, un 52,7% más que en 2021- indican que su estrategia le está proporcionando suculentos dividendos monetarios, pero por el camino está dilapidando su imagen de entidad social para convertirse en un banco más, que además reúne las peores prácticas del sector.

Tras conocer la sanción, Kutxabank podía haber entonado el mea culpa, pero la dirección del banco decidió justificar lo injustificable utilizando para ello el argumento de la pandemia y la preservación de la salud pública, como si a la ciudadanía se le hubiera olvidado que llevan años expulsando a los clientes de sus oficinas. En los actuales dirigentes de la entidad bancaria no queda ni el recuerdo del origen de las cajas como proyecto social al servicio de la gente corriente.